´Culturas de la propina´, vv.aa.

REINO UNIDO

En el Reino Unido la propina se considera opcional, salvo en la gran mayoría de restaurantes de tipo medio o de lujo, que incluyen automáticamente en la factura entre un 10% y un 12,5% en concepto de servicio. Claro que el cliente puede pedir que retiren ese importe de la factura y dejarlo en efectivo, práctica que prefieren los camareros porque así la propina se la quedan ellos, mientras que cuando forma parte de la factura no está tan claro quién se lleva ese dinero, porque hay empresas que alegan que ya está integrada en el sueldo pactado con los empleados. En los cafés y chiringuitos no incluyen el servicio, y los camareros quedan muy contentos cuando alguien les deja el 10%, porque otros no dejan nada. Tampoco hay presión para dejar propina al taxista, porque en Londres, por ejemplo, los taxis son caros y las distancias largas, y un trayecto te puede costar fácilmente 20 libras dentro de la ciudad, aunque hay tendencia a redondear el importe. Es costumbre dejar una libra de propina a los repartidores de pizza o de sushi a domicilio, y dejar alguna gratificación a quien te ha lavado el pelo en la peluquería, donde suele haber una caja con los nombres del personal, salvo en las más lujosas, donde no hay caja pero aceptan una propina si la das en mano y en forma de billete, no en monedas. Y la crisis no parece haber hecho mella en estas prácticas. Rafael Ramos

ARGENTINA

Los argentinos trataron hace años de legislar la propina como una retribución obligatoria, pero la ley no prosperó. Y aunque en el imaginario colectivo está la referencia de que lo adecuado es dejar en torno a un10% del importe consumido en los restaurantes, poca gente lo hace, y la mayoría opta por una propina estimativa en función del servicio. También es habitual dar una propina mínima a quienes entregan la compra del supermercado y a quienes reparten comida a domicilio. En el caso de los taxistas, acostumbran a ser de poco importe, en función del redondeo. En otros países del entorno, como Chile y Brasil, se suele premiar con propinas ocasionales a conserjes y porteros de los edificios de viviendascuando realizan algún trabajo extra (como comprar los periódicos o cambiar una bombilla), y en los restaurantes es habitual dejar un 10%. En el caso de Brasil ese porcentaje se carga directamente en la cuenta, pero el cliente se puede negar a pagarlo (aunque casi nadie lo hace). Robert Mur

CHINA

En China no existe la cultura de las propinas: ni se acostumbra a dejar ni la gente espera recibirla, e incluso hay establecimientos donde están prohibidas, como algunos hoteles. Los taxistas, por su parte, entregan al cliente hasta el último céntimo del cambio. Ello no impide que los restaurantes exclusivos apliquen un recargo del15% en la cuenta en concepto de servicio. Y también existe la costumbre de dejar entre 50 y 100 yuanes a los guías turísticos, pues se considera que esta gratificación forma parte de su salario. En el caso de los repartidores de comida a domicilio, se aprecian las diferencias culturales: los chinos nunca dan nada, mientras que los extranjeros tienden a redondear la cuenta, aunque los hay que eligen la fórmula local. Isidre Ambrós

FRANCIA

La crisis se nota en las propinas que dejan los franceses. Si hasta no hace mucho parecía rácano no dejar al menos una moneda de euro, ahora las de 50 céntimos se están imponiendo. En Francia, la pourboire (literalmente, para beber) ha quedado como algo facultativo para el cliente en función de su satisfacción con el servicio. Y pormásque se teorice sobre que lo usual en los restaurantes es dejar entre el5% y el10% de la cuenta, en realidad cada uno pone lo que puede o quiere, acostumbrando a redondear. También funciona el redondeo con los taxistas, pero siempre es opcional y si no dejas ni una moneda, nadie te reclama. En las peluquerías femeninas todavía se acostumbra a dejar alguna moneda a quien se ha ocupado de ti. Lluís Uría

ITALIA

Los italianos practican la propina de una forma similar a la de los españoles, como una gratificación voluntaria según el grado de satisfacción con el servicio, y con tendencia a ir a menos. Pero tienen una excepción que suscita más de una queja, sodestinobre todo entre los visitantes extranjeros: el coperto.Se trata de un cargo obligatorio, de entre uno y dos euros por comensal, que aplican algunos restaurantes a modo de propina obligatoria encubierta. P.M. Sandri

31-VII-10, es/lavanguardia