´Solidaridad...´, Antoni Puigverd

... Solidaridad, por ejemplo, una palabra que igual sirve para un fregado que para un barrido: para propagar un sorteo benéfico; para forzar a los gobiernos de los países ricos a subvencionar a los caciques de los países pobres; para impedir la discusión de las balanzas fiscales; o para prestigiar unas vacaciones en un país exótico con ciertas dosis de buenos sentimientos. Detalle no menor: los sujetos teóricos de la solidaridad apenas consiguen enterarse de su existencia. La solidaridad verdadera implicaría conceder a los países pobres libertad para competir con los ricos; y a los ciudadanos de origen humilde, menos subvenciones y un plan de igualdad de oportunidades. Mientras la concreción de estas quimeras esperaba en el congelador de la historia, la palabra solidaridad derivó en bandera, con cuyo mástil se atiza al enemigo ideológico. No hay duda: la hipocresía es el gran vínculo transversal entre una sociedad de signo religioso y otra de tipo laico.

Pasan las culturas, pero las imposturas perviven. Cambian los tiempos, pero la doblez no cambia. ¿La condición humana? Sin duda. No es fácil resistirse a la tentación de proclamar a los cuatro vientos la adhesión a mil causas nobles que a nada comprometen...

18-VIII-10, Antoni Puigverd, lavanguardia