Francia inicia el fichaje y expulsión de gitanos

La expulsión de gitanos rumanos y búlgaros sin papeles "es legal", aseguró ayer el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores Bernard Valero. La Comisión Europea advirtió a París que "debía respetar la libre circulación de ciudadanos comunitarios". Valero responde: "una directiva restringe esa libertad por causas de orden público, seguridad e higiene".

Radu, de 19 años, tomará hoy, antes del mediodía, un avión en París con destino a Bucarest. No lo hace por voluntad propia, pero ha aceptado cobrar 300 euros de las autoridades francesas porque hace una semana lo desalojaron junto con sus padres de un campamento ilegal en Saint Denis, al norte de la capital francesa. Es un sin papeles y ahora es expulsado de Francia.



El joven forma parte de los primeros 79 gitanos -del total de 700- que serán expulsados en aviones fletados por el Gobierno, antes de que acabe agosto. Así se cumplen las nuevas medidas contra los indocumentados gitanos de origen rumano y búlgaro, entre otras etnias, adoptadas por el presidente Nicolas Sarkozy.

La novedad, respecto de los 10.000 gitanos sin papeles expulsados por Francia el año pasado, es que a su llegada al aeropuerto Charles de Gaulle, Radu se someterá a un exhaustivo control de identificación ante la Gendarmería francesa. Este repaso digital al joven y a las otras 78 personas que tomarán el avión, incluidos menores y ancianos, consiste en que la policía le tomará las huellas digitales de los diez dedos de ambas manos, una fotografía de frente, perfil y trasera de medio cuerpo y cuerpo entero. Los datos de cada "inmigrante ilegal expulsado", como se expresa el Ministerio del Interior, serán digitalizados e informatizados en un fichero interno de la policía.

 

El objetivo de estos trámites es impedir que los expulsados, en el caso de que vuelvan a Francia como suele ocurrir después de llegar a sus países de origen, se beneficien de subsidios o ayudas públicas en el caso de que regularicen su situación con permisos de trabajo. Además, este fichero denominado Oscar tiene otra finalidad: evitar que las personas expulsadas de Francia, cuando lleguen a sus países, vuelvan a solicitar la ayuda económica que les ofrece el Gobierno francés para "facilitar su regreso a casa".

Cada uno de los 79 gitanos de origen rumano que serán expulsados hoy ha aceptado percibir 300 euros, si es adulto, y 100 si tiene menos de 18 años. Entre 2008 y 2009, Francia ha devuelto a 15.000 personas a sus países, con lo que el Ministerio del Interior ha tenido que abonar un total de 18 millones de euros.

"Muchos expulsados han vuelto a Francia y han intentado cobrar de nuevo la ayuda a la expulsión. De los 300 euros que pagamos, un rumano ilegal puede utilizar 60 para un billete de avión y regresar a Francia. Hay que acabar con esto", asegura el Ministerio del Interior.

París pondrá en marcha oficialmente a partir del próximo 1 de septiembre el fichero de identificación obligatorio para cada persona expulsada del país. Desde julio se han desmantelado 51 campamentos ilegales alegando que generaban violencia. Se están dando casos de grupos de gitanos que vagan por las ciudades en busca de un lugar donde dormir y comer. Es el caso de un grupo de 200 personas en Montreuil, cerca de París, que pasan el tiempo en las calles y la plaza del municipio. El ministro de Inmigración, Eric Besson se defiende: "Francia no tiene manía a los gitanos. Son procedimientos habituales de expulsión de ilegales".

Sin embargo, Rumanía es consciente que muchos gitanos saldrán de nuevo de su país por falta de trabajo. Por ello, el ministro rumano de Asuntos Exteriores, Teodor Baconschi, advirtió: "debemos ver qué podemos hacer juntos para que en Francia, en Rumanía y en la Unión Europea encontremos colegios, hospitales yuna mentalidad no xenófoba ante los gitanos".

19-VIII-10, D. Martínez, lavanguardia

Dos clases de ciudadanos europeos, en una misma Europa, coincidieron ayer en el aeropuerto Charles de Gaulle de París y en Lyon. Unos, los turistas en pantalón corto y gafas de sol y viajeros de negocios en trajes que con documento nacional de identidad o pasaporte en mano cogían un vuelo por voluntad propia hacia algún lugar del mundo. Las otras personas, niños, adultos y ancianos sin ropa limpia, con bolsas de plástico donde guardar algún pantalón roto y fruta, y un pasaporte rumano con el tampón de expulsado,que tras pasar el exhaustivo control policial dejaban Francia previa aceptación de cobrar 300 o 100 euros, pero obligados por el Gobierno a salir del país por ser gitanos, rumanos (europeos), pero indocumentados.

También fueron expulsados - o "enviados a sus países voluntariamente", según el Ministerio del Interior-desde el aeropuerto de Lyon en aviones exprés fletados a cuenta de las arcas públicas. En total, ayer comenzó el primer viaje de retorno de 93 gitanos rumanos en situación irregular en Francia, que seguirán hasta alcanzar la cifra de 700 expulsados antes de que se acabe agosto, tal como prometió cumplir el presidente Nicolas Sarkozy para desmantelar los campamentos ilegales en el territorio y expulsar a sus países de origen a las personas que no tienen autorización para residir en Francia. "Muchos de ellos inician un viaje con retorno porque vuelven a Francia porque no les quieren en Rumanía", asegura a este diario la cooperante Sylvie Dumesnil.

Catorce rumanos partieron en un vuelo comercial desde París y llegaron anoche a Bucarest, mientras 79 personas se embarcaron en Lyon. En el aeropuerto de Bucarest no les esperaba ninguna autoridad del Gobierno rumano, sólo fotógrafos.

"Hay que preguntarse por qué los gitanos no quieren quedarse en su país y vuelven a Francia, Italia o España. Allí están ninguneados por la sociedad y por las autoridades. La UE debe tomar medidas para evitar estas expulsiones porque esto es una deportación masiva que recuerda las deportaciones de judíos en la Francia ocupada por los nazis", prosigue Dumesnil.

A los expulsados ayer se sumarán hoy 132 gitanos rumanos que llegarán desde París a Timisoara. Otros 160 llegarán el 26 de agosto a Bucarest.

María, antes de subir al avión en París, declaró a este diario: "¿Quién me espera en Rumanía? Mis padres murieron y no hay protección social ni trabajo para nosotros. Aquí, en Francia, muchos vecinos nos dan gratis de comer y hacemos trabajos. No es justo que nos echen. Cuando tenga dinero volveré".

El ministro del Interior, Brice Hortefeux, aseguró ayer que "cuando un ciudadano europeo no tiene medios para subsistir no tiene derecho a quedarse más de tres meses". Expulsar a comunitarios sólo es posible si existe peligro para la seguridad pública, pero no bajo criterios étnicos.

Hasta el próximo jueves serán expulsados 371 rumanos. Y la semana que viene les tocará el turno a los trece primeros gitanos búlgaros en situación irregular de los 41 que se expulsará este mes de agosto.

20-VIII-10, D. Martínez, lavanguardia