el bloqueo informativo y la ley marcial vuelven a Xinjiang-Turquestán Oriental

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Al menos siete personas han muerto y doce han resultado heridas tras la explosión de un vehículo eléctrico de tres ruedas en la región autónoma de Xinjiang, situada en el noroeste de China, informaron hoy las autoridades locales en unas declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias Xinhua. El accidente tuvo lugar sobre las 10:30 horas (2:30 GMT) en un puente cercano a la ciudad de Aksu, en el norte de la región. Por el momento, las autoridades no han facilitado más información de lo ocurrido. Xinjiang es una región del tamaño de Europa Occidental poblada por diversas etnias de religión musulmana, como los uigures, y en la que varias organizaciones piden la independencia de lo que ellos llaman el Turquestán Oriental.

La tensión entre los han (chinos ´chinos´) y los uigures en Xinjiang viene de lejos. La región está a más de 3.000 kms de Pekín, en la antigua Ruta de la Seda, y tiene una gran importancia como puerta a Asia Central. Además, es un filón de hidrocarburos: por ella pasa un gasoducto del que dependen megalópolis chinas como Shanghai. Pekín es consciente de que Xinjiang, al igual que Tíbet, es un polvorín nacionalista, y lleva desde 1978 fomentando la migración han a la región. En 1957 los uigures eran un 94% de la población; hoy son menos del 50%. Los uigures aseguran que la administración regional está tomada por los han y que su cultura y religión son vulneradas. Los colegios -denuncian como ejemplo- cada vez imparten menos clases en uigur y más en mandarín...

El estallido de un triciclo cargado de explosivos en Aksu, en la región china de Xinjiang, provocó ayer siete muertos y 14 heridos, según las autoridades locales. El conductor, que fue detenido poco después, según las mismas fuentes, había "dirigido el vehículo hacia un cruce lleno de gente". En esta misma región autónoma, tradicionalmente musulmana ycon fuerte sentimiento nacionalista, se produjeron hace un año las peores revueltas del país en décadas (197 personas murieron y más de 1.700 resultaron heridas).

El atentado, del que apenas se hicieron eco los medios oficiales chinos, pone de manifiesto que Xinjiang sigue siendo un polvorín. Una escueta nota de la agencia Xinhua explicaba que se había producido a las 10.30 de la mañana, hora local, en las afueras de la ciudad. El conductor del triciclo, un vehículo muy usado entre los chinos para transportar mercancías o personas, era de etnia uigur, al igual que la mayoría de las víctimas, explicó Hou Hanmin, portavoz del gobierno regional.

"Ese tipo de personas son enemigas de toda la humanidad (...) Esta es una lucha a largo plazo", añadió Hou. Según el centro de Información sobre Derechos Humanos y Democracia, basado en Hong Kong, en Aksu se ha declarado la ley marcial y las calles están tomadas por el ejército. Los mensajes de internet en los que los locales narraban lo ocurrido fueron censurados poco después de publicarse.

A 650 kilómetros de esa ciudad está Urumqi, la capital de la región, que hace trece meses vivió un episodio de violencia sin precedentes entre la etnia uigur, de origen turcomano y confesión musulmana, y la etnia han, mayoritaria en China. Comenzó el 5 de julio de 2009 con una manifestación de uigures para pedir justicia por el linchamiento y muerte de dos hombres de su etnia en manos de chinos hanes en una fábrica del sur de China. La protesta, según fuentes uigures, fue reprimida con dureza por las fuerzas de seguridad. Pekín niega este extremo y asegura que fueron hordas incontroladas de uigures quienes asesinaron a hanes. A los dos días, miles de hanes salieron a las calles armados con palos, cuchillos e incluso espadas para vengarse. Al menos 20.000 militares y policías fueron desplazados a la región. Los uigures acusaron a los hanes de violar el toque de queda para agredirles y al ejército de no pararles los pies. Pekín cortó las líneas telefónicas y bloqueó internet.

La región quedó prácticamente aislada. El Gobierno de Xinjiang dice que los ataques fueron instigados por independentistas uigures en el exilio. Rabiya Kadeer, líder del Congreso Mundial Uigur, residente en EE.UU., aseguró que se había reprimido con violencia una manifestación pacífica y que "la crueldad del Gobierno es la que en realidad provoca las tensiones".

Para Pekín fueron "los peores ataques desde la fundación de la Nueva China, en 1949" y amenazó con "duros castigos" a sus responsables. De 1.400 detenidos, siempre según cifras oficiales, unos 200 han sido condenados, 26 a la pena capital, y otros a cadena perpetua. Nueve personas ya han sido ejecutadas. Durante el primer aniversario, Urumqi volvió a ofrecer la misma imagen que en días posteriores a la revuelta, con las calles transitadas prácticamente sólo por militares. Esta vez a la vigilancia policial se sumaron más de 46.000 cámaras de alta definición instaladas en autobuses, colegios, supermercados y otros lugares públicos.

Internet funciona en la región desde mayo, aunque sometido a la censura habitual en China. Algunos foros uigures han sido clausurados y tres de sus administradores, tras ser juzgados a puerta cerrada, han sido condenados a penas de entre tres y diez años de cárcel por atentar contra la seguridad del Estado, denuncia la ONG Reporteros sin Fronteras. Otro periodista uigur, Gheyret Niyaz, que llevaba detenido desde octubre, fue condenado a quince años de prisión el mes pasado por haber concedido una entrevista a un medio extranjero sobre las revueltas.

20-VIII-10, A. Fuentes, lavanguardia