´Visibilidad del solidario´, Francesc-Marc Álvaro

Liberados por fin Albert Vilalta y Roque Pascual, surgen voces autorizadas que plantean la necesidad de repensar a fondo algunos tipos de cooperación internacional que, a pesar de estar guiados por el entusiasmo y las buenas intenciones, no son los más eficaces, ni los más adecuados, ni los más seguros en un mundo que cambia a una rapidez de vértigo, también allí donde parece que la prisa de las sociedades desarrolladas no ha llegado. Ni el más remoto desierto está a salvo de la aceleración de las decisiones que permite un simple teléfono móvil.

El humanitarismo contemporáneo es relativamente joven y ha ido creando su conocimiento sobre la marcha, en medio de dramas muy diversos. Lo que hace una década parecía indispensable para favorecer el desarrollo hoy puede ser un obstáculo. La aparición de nuevos actores internacionales que se mueven con una lógica distinta a la de los estados ha resuelto algunos problemas pero ha creado otros. En paralelo, eso que llamamos mundo global también ha generado formas de crisis inéditas (con mezclas de muchos factores negativos), lo cual pone sobre la mesa desafíos cada vez más complejos. Así las cosas, las oenegés más importantes han entendido que su fuerza pasa hoy por la especialización, la profesionalización, el acuerdo estable con operadores locales, y una administración inteligente de algo que es esencial en nuestra época: la visibilidad. Conscientes de que la divulgación de su labor es un cuchillo muy cortante que puede dañar también a quien lo maneja, las grandes oenegés cuidan al máximo la dialéctica entre visibilidad/ invisibilidad. De hecho, muchos programas de cooperación pueden realizarse tranquilamente porque se ejecutan de la manera más discreta posible, lejos de la avidez comunicativa que rige la mayoría de las actividades en nuestra sociedad, sobre todo la de los políticos, siempre deseosos de que sea el logotipo de su institución el que se vea más y mejor por la tele.

Barcelona Acció Solidària y otras entidades similares merecen el respeto y el reconocimiento unánime. Pero ello no debe evitar un debate sereno, razonado, amplio y claro sobre la viabilidad operativa y financiera de muchas iniciativas cuya dimensión, alcance y planteamiento pueden haber quedado atrapadas en un esquema obsoleto. El mismo término "caravana solidaria" responde a un lenguaje de otro momento, cuando el activismo de mucha gente y el apoyo de unas arcas públicas que no sufrían la crisis hicieron posible la creación de oenegés locales.

Los tres cooperantes catalanes están sanos y salvos. Es la noticia feliz de este verano. A partir de ahora, es imprescindible que las entidades del sector y las administraciones que dedican partidas a este campo saquen conclusiones constructivas de este amargo episodio. Y que lo hagan con perspectiva, sin miedo a perder protagonismos e influencias.

25-VIII-10, Francesc-Marc Álvaro, lavanguardia