´El federalista Bernaldo de Quirós´, Enric Juliana

En las sobremesas catalanas, especialmente en estas fechas de septiembre, nunca falta la sorna de quien afirma que en España el federalismo es del todo imposible por la sencilla razón de que no hay federalistas.

Hace meses encendí la lámpara de Diógenes en busca de esos extraños seres. Y hoy estoy en condiciones de afirmar que en Madrid hay federalistas. Uno, al menos. Un federalista sin imposturas. Liberal.

Simpatizante del Partido Popular. Anglosajón, nacido en Ávilaen 1959. Un federalista sin melindres. Les presento a Lorenzo Bernaldo de Quirós.

- ¿Te apetece un puro mañanero? Oye, son los mejores. Antes de desayunar, siempre un buen habano.

Bernaldo de Quirós me recibe recién salido de las páginas de El gran Gatsby.Scott Fitzgerald en la vecindad del Casón del Buen Retiro. Estatura británica, traje claro, desmayo del pico del pañuelo en el bolsillo superior de la chaqueta y un cigarro humeante que invita a tomar el primer café de la mañana. Nuestro anfitrión dirige la consultoría que con más acierto pronosticó la gravedad del castañazo económico español. Mientras el presidente del Gobierno se resistía a pronunciar la palabra crisis y los servicios de estudios de los dos grandes bancos emitían informes moderadamente pesimistas, en noviembre del 2008 la agencia Freemarket auguraba que el PIB caería al año siguiente un 2%, con dos millones más de parados. Les acusaron de alentar el catastrofismo. A finales del 2009, la riqueza española había disminuido en un 3,6%. El federalista Gatsby es un hombre solvente.

- Te lo diré claramente. España puede estallar en los próximos años. La crisis va para largo y cabe el riesgo de una implosión. El régimen autonómico, el famoso café para todos, ya no se tiene en pie. Es un sistema en quiebra que puede acabar empujando a Catalunya a la independencia. Una independencia que es más factible de lo que mucha gente piensa. Lo acabo de escribir en un artículo titulado "La cuestión catalana" (diario El Economista del 2 de septiembre) y me parece que he pisado algún callo.

Tomo nota y me permito recordarle a Bernaldo de Quirós la pasión de José Bono por el artículo octavo de la Constitución, que encomienda a las fuerzas armadas el mantenimiento de la integridad territorial.

- Vamos a ver, seamos serios y dejemos la retórica para otro día. Formamos parte de la Unión Europea y estamos en el siglo XXI. ¿Alguien cree que podríamos enviar al ejército a disparar por las calles de Catalunya? El mundo hoy es otro. En España hoy no hay nadie dispuesto a morir por Danzig.

- Tiros quizá no los habría. Pero tensiones sociales y turbulencias económicas, con toda seguridad. Por mucho menos, ya hubo hace un par de años un intento de boicot comercial a Catalunya.

- Claro que habría tensiones y boicots, pero ¿durante cuánto tiempo? Oye, que quede claro, yo no soy un propagandista de la independencia catalana, que tendría efectos muy graves para España. Lo que quiero decir es que la unidad de un Estado nacional europeo dependerá cada vez más de los incentivos. No todo pueden ser costes y sacrificios. El incentivo se ha debilitado en Catalunya, porque la transferencia de rentas a la España meridional es excesiva. El Estado de las autonomías se sostiene gracias a las clases medias de Madrid, Catalunya y, en menor medida, Baleares y Valencia. El malestar catalán es fácil de explicar: Catalunya no tiene los beneficios de la capitalidad - Madrid se ha transformado en una gran capital planetaria-y su economía exportadora se halla muy sometida a los riesgos de la globalización. El pequeño empresario que se desloma para vender en el extranjero observa, atónito, que en el sur hay quien se pasa la tarde jugando tranquilamente al dominó gracias al subsidio del Estado. Quien no entienda el problema está ciego.

- Conspicuos liberales de Madrid proponen la recentralización de España.

- Sí, muchos de mis amigos liberales defienden el regreso a un Estado central fuerte, pero yo creo que después de treinta años de sistema autonómico eso es imposible. La única solución es el federalismo competitivo. Definir bien el perímetro de las competencias estatales, acabar con las abusivas transferencias de renta y que cada uno espabile. Si Galicia quiere una policía de tráfico propia con motos BMW, que cree una tasa y se la pague...

- Andalucía es moralmente intocable en España...

- Oye, yo no estoy diciendo que los andaluces y los extremeños sean unos holgazanes. Yo digo que la masiva transferencia de dinero al sur es hoy injusta. En treinta años su diferencial de renta apenas se ha movido. ¿En qué han gastado el dinero? ¿Cómo han sido gobernados? El PSOE está defendiendo ese estatus como si fuera un partido africano. Si el sur de España tuviese la libertad federal de bajar sus impuestos y competir con Madrid y Catalunya, quizá las cosas le irían mejor.

El puro se acaba y el federalista Bernaldo de Quirós me muestra un retrato de Churchill. "Hay que decir las cosas claras: si el problema de Catalunya no se afronta con inteligencia y racionalidad, el andamiaje de eso que llamamos España puede saltar en pedazos".

12-IX-10, Enric Juliana, lavanguardia