´Vivir del negocio´, Jordi Barbeta

Todo el mundo cree que José Luis Rodríguez Zapatero no es un gato, pero lo cierto es que tiene cualidades que sólo se reconocen a los felinos. Esta semana ha vuelto a salvar el pellejo por enésima vez, políticamente hablando se entiende, con el pacto establecido con el Partido Nacionalista Vasco, que le permitirá sacar adelante las cuentas del Estado para el año que viene y, más importante, le evita tener que dimitir y convocar elecciones anticipadas, que es lo que se le venía encima si el dueto fantástico Urkullu-Erkoreka no le hubiera sacado las castañas del fuego. Pero además de comprobar que el presidente del Gobierno y líder del socialismo español tiene siete vidas o más, el acuerdo con el PNV sirve para extraer varias conclusiones clarificadoras sobre el funcionamiento de la política española, empezando por la evidencia y el tópico de que todo es una farsa enorme de la que viven unos cuantos.

Llevaban los gobiernos de Madrid y de Vitoria veinte años negociando el traspaso de las políticas activas de empleo. Llegan los socialistas a Ajuria Enea y desbloquean el asunto. En cuanto Zapatero ha necesitado los votos del PNV, no ha tenido inconveniente en hacer marcha atrás. Reabre la negociación con el PNV y con cien millones más resuelve los presupuestos. Conclusiones: la negociación era un cuento y no hay más criterio que el interés político del momento. Bueno, y que seis diputados nacionalistas aquí y ahora pesan más que nueve socialistas.

Obsérvese la cuestión desde el punto de vista nacionalista. El PNV ha conseguido cien millones más para la hacienda vasca. Además el PSE recibirá la orden de apoyar los presupuestos de las diputaciones, donde el PNV todavía gobierna y gestiona el concierto económico, o sea, el dinero. Y Patxi López mantendrá además a varios representantes del PNV en empresas públicas de Euskadi en vez de colocar a su gente.

Y ahora la observación general. Cuando los socialistas han estado en condiciones de expulsar a los nacionalistas del poder lo han hecho sin contemplaciones y lo de menos era si la ejecución había que compartirla con el PP o con Esquerra Republicana. En cambio, cuando los socialistas y personalmente Zapatero se jugaban el Gobierno, han sido los nacionalistas los que se han apresurado a rescatarlo. Primero fue CiU cuando el plan de austeridad y ahora el PNV con los presupuestos. O sea, que los socialistas cuando han de matar matan, mientras que los nacionalistas se turnan o incluso compiten a ver quién suministra al Gobierno español el oxígeno que necesita para que no se ahogue. Qué raro. Si les ahogaron a ellos, ¿por qué los nacionalistas no se vengan ahora que pueden? ¿Porque tienen sentido de Estado? Noooo. Porque los nacionalistas si no negocian no son nada. Si dejan de negociar, se les acaba el negocio. Y de eso viven.

26-IX-10, Jordi Barbeta, lavanguardia