kayapó-xikrin, ´avatar´ en el Amazonas

Algo queda claro en Altamira, una localidad de cien mil habitantes en la orilla del río Xingú, ahora cuartel general de protesta contra la acelerada industrialización del Amazonas. El histórico Partido dos Trabalhadores (PT), que hace tres décadas aglutinó a campesinos sin tierra, pueblos indígenas y seringueiros del caucho como Chico Mendes en un gran movimiento de oposición, ya no es lo que era. Tras ocho años en el poder, tanto ha cambiado dentro del PT que los movimientos sociales en Amazonas ahora albergan más esperanzas en Hollywood -concretamente en el director de Avatar, James Cameron- que en la próxima presidencia de Dilma Rousseff.


A fines de año James Cameron planea ir a Brasil a grabar a la tribu Xikrin-Kayapo en el Amazonas, quienes se oponen a la construcción de una presa que empieza a inicios del 2011. No es la primera vez que el director de ‘Avatar’ llega a filmar en el Amazonas. A principios del 2011, viajo dos veces para filmar un poco sobre la resistencia que se está armando entre esta comunidad y el gobierno, este material será incluido en el próximo DVD y Blu-Ray de ‘Avatar’.

Cameron, un rival quizás más peligroso para Dilma que el candidato de la oposición, José Serra, volverá a visitar Altamira el 11 de octubre para rodar un documental en tres dimensiones contra el proyecto hidroeléctrico de Belo Monte. "Cameron incomoda al gobierno del PT", dice Antonia Melo, de 55 años, que dejó el partido el año pasado después de trece años de militancia.

Tanto Rousseff como el presidente Lula da Silva han parado sus road show electorales en Altamira para defender el llamado Programa de Crecimiento Acelerado (PAC), un ambicioso plan de inversión infraestructural que en Amazonas se plasma en megaproyectos energéticos y de extracción mineral encabezados por un puñado de multinacionales brasileñas, como la siderúrgica Vale, la constructora Odebrecht y la eléctrica Eletrobrás.

La presa de Belo Monte, pieza clave del PAC, inundaría una superficie de selva de 1.500 kilómetros cuadrados, borraría del mapa una veintena de asentamientos de agricultores y secaría el río en el tramo llamado Volta Grande, donde pasa por diversos pueblos indígenas. Decenas de miles de personas serían desplazadas.

Cameron, una figura cada vez más fitzcarraldiana cuyo barco se hundió antes de emprender su primera visita a las comunidades indígenas kayapó en agosto, incluye un corto sobre Belo Monte en la nueva edición especial del DVD de Avatar."He visto Avatar en versión pirata", dice Sheyla Yakarepi, de la comunidad juruna, 17 kilómetros río abajo. "Es parecida a lo que nos pasa, con la diferencia de que nuestra historia es real", dice. Pero la resistencia que Cameron espera ver en los pueblos kayapó y xikrin como en los naví extraterrestres de su filme puede que no se produzca, advierte el etnólogo Antonio Carlos Magalhaes: "Las empresas de Belo Monte están recorriendo el Xingú en lancha con regalos de combustible y alimentos", dice.

Saltan a la vista en Altamira ejemplos de la trayectoria del PT en los últimos años. Hay un enorme cartel con retratos de Lula, Dilma y Ana Julia Carepa, la candidata a gobernadora en el estado de Pará, colgado de la fachada de la avenida João Pessoa número 1492. Es la vivienda nada modesta del facendero Laudelino Delio Fernandes, uno de los terratenientes más conservadores de la región, investigado tras el asesinato en el 2005 de la monja estadounidense Dorothy Stang, muerta con seis balas por su apoyo a los campesinos sin tierra y el desarrollo a baja escala.

Río arriba, en el barrio empobrecido de Invasao dos Padres, Raimunda Gomes da Silva cuenta cómo en 1976 ella y su marido se encontraron entre los 50.000 pescadores y campesinos desplazados cuando se construyó la gran presa de Tucurui, ahora la principal fuente de energía para la mina de hierro más grande del mundo, en Carajas, a 400 kilómetros de Altamira, propiedad de Vale. Ahora, por el nuevo proyecto de Belo Monte, la pareja se verá forzada a marcharse otra vez junto con más de 10.000 residentes de Altamira, cuyos barrios serán inundados. "Tucurui se hizo con el gobierno militar; entonces el PT estaba en contra. Para nosotros PT significa partido de la traición", dice.

28-IX-10, A. Robinson, lavanguardia