´Religiones comparadas´, Laura Freixas.

Se habla mucho estos días en Estados Unidos de un sondeo al que han respondido más de 3.000 ciudadanos sobre su conocimiento de las religiones. Las preguntas, 32 en total, eran bastante sencillas: dónde nació Jesús, quién fundo el protestantismo, qué es el Corán, qué es el Ramadán, cuándo empieza el Sabbat, a qué religión pertenece el Dalái Lama, a cuál la Madre Teresa de Calcuta, quién fue Moisés, cuáles son los cuatro Evangelios, qué es un ateo, si los protestantes creen que para salvarse son necesarias las obras o basta la fe, si para los cristianos la hostia es realmente o sólo representa el cuerpo de Cristo... Y, sorpresa: entre los distintos grupos de encuestados según su adscripción religiosa (católicos, ateos, mormones, judíos, musulmanes, protestantes...), ¿quién contestó mejor? Los ateos. Su media de respuestas correctas fue de 20,9. ¿Y quién peor? Los católicos, en particular, dentro de ellos, los hispanos (11,6 respuestas acertadas; los no hispanos contestaron correctamente 16).

Una encuesta así suscita muchas reflexiones. Por ejemplo, sobre la contradicción que es decirse creyente y no saber muy bien en qué se cree. ¿Cómo se puede tener fe en un Dios, y despreocuparse de lo que ese Dios dice, predica, exige de sus fieles? Y no es que esas prédicas, relatos, exigencias, sean difíciles de conocer: están plasmadas en un libro sagrado, en el caso de los cristianos la Biblia..., que la mayoría de ellos no leen, según la encuesta. Otra perplejidad la suscita el hecho de que elegir algo tan serio como una religión se haga con tan poco conocimiento de causa: son escasísimos los creyentes encuestados que han buscado información sobre religiones distintas de la propia.

Pero quizá lo más grave, porque no afecta sólo a los creyentes, sino a todos -a la comprensión del mundo y a la convivencia-, es que sigan sin enseñarse en las escuelas las religiones comparadas. ¿Puede concebirse en nuestros días una asignatura más imprescindible, más urgente? Y sin embargo, las autoridades religiosas lo que intentan es que se enseñe una sola religión, la suya, y en su defecto, otra o ninguna, pero no todas. No quiero ser mal pensada, pero preguntémonos qué pasa con las personas que conocen bien las distintas creencias. La respuesta está en el primer párrafo.

14-X-10, Laura Freixas, www. laurafreixas. com, lavanguardia