ideología (, doctrina) y ciudadanía (también) en el Tea Party

Los viejos Patriotas del Valle del Río Hudson probablemente serían un club más de la América interior, más tupperware que Tea Party, de no ser por un factor nuevo, Astro Turf. Es el término acuñado para denominar el nuevo eje de intervención empresarial en la política: la creación de un supuesto movimiento de grass roots -raíces en el pueblo- mediante enormes inyecciones de dinero de grandes compañías.

Grupos como los patriotas del Hudson ya cuentan con el apoyo ideológico de una panoplia de think tanks y bufetes de abogados en Washington. Y estos, a su vez, cuentan con el respaldo económico de las corporaciones más potentes de la industria petrolera, multinacionales de la energía, grandes aseguradoras, multinacionales de la comunicación -concretamente Fox, de Rupert Murdoch-, incluso de algún hedge fund o fondo de inversión.



Langer, por ejemplo, citó Crisis americana, el llamamiento a la revolución del liberal Thomas Paine (1776). "Afrontamos otra crisis; lo mismo está en juego que entonces", dijo. Pero los vehículos de la nueva revolución que recomendó habrían puesto los pelos de punta a Paine: Americans for Prosperity, la organización financiada por los multimillonarios Charles y David Koch, magnates del sector energético y químico; Freedom Works, apoyado por billonarios como Steve Forbes y Frank Sands, fundador de Sands Capital management, que gestiona 19.000 inversiones por millones de dólares; y por supuesto la Fox, de Rupert Murdoch. Incluso el más modesto Institute Liberty de Langer debe de tener apoyo en alguna sede corporativa, calcula Ken Silverstein, de la revista Harpers. "Ha subido en meses de ser una pequeña entidad con sede en Virginia con 25.000 dólares de ingresos a una organización con sede en Connecticut Avenue (Washington) que gestiona un millónde dólares para financiar una campaña contra la reforma de la sanidad de Obama". Es una de las muchas organizaciones de "financiación opaca" que recibe "apoyo oculto de farmacéuticas y aseguradoras", dice. Desde luego en Brewster todos arremetían contra la reforma de la sanidad. Pero, como advierte el periodista Matt Taibi en Rolling Stone, la coherencia no es el fuerte de los ciudadanos viejos del Tea Party. "Odian al Gobierno, pero en cada acto verás un montón de sillas de ruedas eléctricas pagadas por Medicare (el servicio público de salud)", ironiza.

1-XI-10, A. Robinson, lavanguardia