´Diluvio migratorio´, Valentín Popescu

Para saber lo que es un macroproblema migratorio no piensen ni en los gitanos balcánicos en situación ilegal que desesperan a Sarkozy, ni en los gitanos rumanos que han exasperado a los italianos, sino en Agatonisi.

La aparición masiva de inmigrantes sin papeles constituye un problema nacional para muchos países ricos europeos. Pero el alud de sin papeles que se precipitan sobre Grecia -45.000 sólo en el primer semestre de este año- sí que representa un desafío superior a las capacidades griegas de control de sus fronteras orientales.

Y dentro de la misma Grecia, no hay nada parecido al caso de Agatonisi, una minúscula isla del Dodecaneso de un centenar de habitantes. Porque a este islote pedregoso y salvaje llegan al cabo del año miles y miles de emigrantes sin papeles desde África y Asia que intentan instalarse más adelante clandestinamente en los países ricos de la Unión Europea.

Saben - no ellos, sino los traficantes de hombres que los llevan desde sus patrias hasta el corazón del Viejo Continente-que la guardia fronteriza griega es incapaz de vigilar día y noche la pléyade de islas e islotes del mar Egeo. La invasión tercermundista sobre Grecia es incontenible y si bien son muchísimos los clandestinos capturados tras el desembarco o el cruce de las fronteras terrestres, la marea de sin papeles no mengua en absoluto. El negocio es demasiado rentable para que las mafias de traficantes de seres humanos reduzcan su presión sobre Grecia.

Los precios oscilan muchísimo en este negocio, pero en promedio y durante el 2009 y el presente año, traer a un emigrante clandestino a Europa central vía Grecia vale entre los 8.000 euros para un oriundo de Áfricau Oriente Medio y los 13.000 para uno procedente del Sudeste Asiático. La tarifa no garantiza el éxito ni prevé nuevos intentos en caso de fracaso. Naturalmente, nadie ha explicado nunca de dónde saca un pobre de solemnidad afgano, tamil o somalí una suma así, una cantidad de dinero que para el nivel de vida del tercer mundo equivale a una auténtica fortuna.

Al problemón que supone vigilar un territorio tan amplio como el Egeo y la Tracia turca, separada de Grecia por el río Evros, se añadió durante mucho tiempo (el de las tensiones greco-turcas) la vista gorda que hacían los policías turcos con los sin papeles.La falta de cooperación de las autoridades de las naciones de donde proceden los inmigrantes o a través de las cuales pasan para llegar a Europa ha constituido siempre un aliciente para la migración clandestina. España lo ha padecido en sus relaciones con Marruecos, Mauritania y Senegal; Italia, con Libia y Albania. También Chipre y Malta han sido utilizadas como trampolín por los emigrantes africanos, principalmente, pero cuantitativamente no han llegado nunca a constituir un gran problema.

Las relaciones Atenas-Ankara parecen ir mejorando -lo que no excluye que haya recaídas muchas veces- y la crisis económica mundial ha reducido algo el atractivo del mercado laboral comunitario. Pero aun así, el Gobierno griego se confiesa impotente para hacer frente a la riada migratoria. Por ello ha pedido a la Unión Europea tanto ayuda directa, es decir, el envío de contingentes de gendarmería que colaboren para impedir el tráfico clandestino, como dinero para ampliar y mejorar los campamentos de acogida de los sin papeles capturados. Actualmente, las condiciones sanitarias de muchos de estos centros son francamente deplorables.

5-XI-10, Valentín Popescu, lavanguardia