´Éxito redentor´, Jordi Balló

Fueron sus 460.000 entradas vendidas en su primera semana de exhibición en Francia lo que puso al filme de Xavier Beauvois Des hommes et des dieux a la cabeza del box-office del país vecino, y ahí sigue. Al mismo tiempo la película encabeza la lista de filmes favoritos de los críticos en casi todas las publicaciones semanales. Fue ganadora del Grand Prix del festival de Cannes 2010. Es una obra barata, con pocos actores, casi sin música, que narra el silencio y la vida interior de un grupo de monjes cistercienses que viven en Argelia. Y la tragedia con la que les toca convivir.

Esta fenómeno de confluencia entre el filme de mayor exigencia que es a la vez el de mayor éxito mayoritario no es extraño a la historia del cine del pasado, pero si a los fenómenos cinematográficos del presente, donde hemos dado por bueno que un filme de alta calidad y sin concesiones tiene que pagar el precio de una cierta marginalidad momentánea. Pero esto no sucede con Des hommes et des dieux,lo que está convirtiendo su caso en objeto de estudio y de culto.

¿Cuáles son las razones de su éxito? Es, en primer lugar, un filme emocionalmente memorable. Se trata de una libre adaptación del caso real del asesinato en 1996 de los monjes franceses del monasterio de Tibhirine, en Argelia, por parte, probablemente, de un grupo de terror islamista. Hay que decir que el hecho de estar basado en hechos reales no es lo que provoca su excelencia emocional, sino que esta se debe a su depurada caligrafía fílmica y su estudiada austeridad. Pero además lo que creo que es decisivo para esta aceptación masiva del público francés es que por primera vez una película que aborda el drama de Argelia no culpabiliza a todo el pueblo galo, sino al contrario, lo redime. Desde La batalla de Argel o Muriel el espectador francés está acostumbrado a afrontar la responsabilidad colectiva ante la evidencia de un pasado colonial infectado de guerra sucia. Ante esta reiterada tradición, este magnífico filme de Beauvois construye un muro infranqueable para la culpa: los monjes asesinados por los argelinos no tienen mácula alguna, son un auténtico ejemplo de resistencia cívica y moral ante las sombras atroces que amenazan con destruirlos. Cuando esto sucede, parecen lavar con su muerte toda la pesada carga de su pueblo de origen. Y esto los hace doblemente héroes.

Un fenómeno de este tipo pasa en Francia porque es un país acostumbrado al exorcismo colectivo. De hecho todo país de una gran cultura europea mantiene en su percepción histórica esta tensión entre memoria y culpa. Lo hacen en Inglaterra con el pasado colonial y el caso irlandés; en Alemania con el nazismo; en Italia con la corrupción y el terror, encarnados por el asesinato de Aldo Moro y del juez Falcone... Todos los países menos España, un lugar idílico donde nadie tiene culpa de nada. Tenemos una historia ejemplar, sin asesinatos, sin genocidios ni tramas vergonzantes Es un país tan inocente e inmaculado que no es necesario ir ni al cine para ver si alguna película nos descarga de tanto malestar.

10-XI-10, Jordi Balló, lavanguardia