en Birmania no hay libertades sino tolerancia vigilada

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...Y todo ello siempre con la espada de Damocles de los militares observando si transgrede alguna ley para volver a someterla a un nuevo arresto domiciliario. Aunque el número uno del régimen, el general Than Shwe, posiblemente se reservará esta posibilidad hasta comprobar la capacidad de influencia de Suu Kyi entre la población.

La mayoría de los líderes internacionales expresaron su alegría por la liberación de Suu Kyi. Barack Obama recordó: "Es mi heroína personal". El Gobierno español confía en que sea "incondicional y sin restricciones". La UE instó a liberar al resto de los presos políticos y el premier británico Cameron dijo que ella "es una inspiración para todos nosotros".

La emoción se desbordó ayer en el número 54 de la avenida de la Universidad de Rangún cuando Aung San Suu Kyi apareció y saludó a los tres mil seguidores que esperaban su puesta en libertad desde la tarde del viernes.

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¿Myanmar, capital Naypyidaw,
o Birmania, capital Rangún?

´Señora Con Gorilas´, Mario Vargas Llosa

Era un sueño convertido en realidad: la junta militar birmana había liberado a la premio Nobel de la Paz. Ahora empieza lo más difícil para esta activista de los derechos humanos y la democracia: responder a las expectativas que sus miles de simpatizantes soñaban que ella colmaría cuando fuera una ciudadana libre.

Los acontecimientos se precipitaron ayer a partir de la seis tarde en Rangún, la antigua capital de Birmania, cuando los policías apostados a ambos lados de la calle de la casa de San Suu Kyi se replegaron y un agente retiró la alambrada de espino. La gente no se pudo contener y se precipitó hacia el domicilio de su heroína. Querían verla, saludarla y comprobar su estado de salud.

San Suu Kyi no les decepcionó. Salió, los saludó y, visiblemente emocionada, los invitó a trabajar unidos por el bien de la nación. "Hay un momento para estar tranquilos y hay un momento para hablar. La gente debe trabajar unida. Sólo así lograremos nuestro objetivo", les dijo la premio Nobel de la Paz, según testigos presenciales. Antes de despedirse les convocó para hoy al mediodía en la sede de su partido, la ahora ilegal Liga Nacional por la Democracia (LND), donde prevé hablar a sus simpatizantes.

Esta comparecencia será toda una prueba de fuego. Un momento esperado tanto por sus amigos como por sus enemigos de la junta militar. Se trata de comprobar la influencia real que tiene la Dama,como se la conoce entre la población birmana, una vez puesta en libertad.

Los desafíos a los que se enfrenta a partir de ahora esta activista de los derechos humanos y la democracia son numerosos y a cual más complejo. En primer lugar, deberá comprobar si su discurso político y social sigue conectando con la sociedad birmana o ha quedado desfasado. No hay que olvidar que ha permanecido confinada quince de los últimos veintiún años, un periodo de tiempo muy largo y en el que se han producido enormes cambios sociales. Ente otras cosas, ha aparecido una nueva generación de jóvenes birmanos que ahora tienen veinte años y cuyas inquietudes posiblemente Suu Kyi desconozca absolutamente.

Pero la tarea más importante que tiene ante sí la Dama es la de reconstruir una plataforma política capaz de aglutinar a toda la oposición. Una situación que se presenta ardua. Las filas de la resistencia a la dictadura birmana están diezmadas y divididas. Muchos están encarcelados, algunos se exiliaron y otros son partidarios de cooperar con el régimen para facilitar una transición democrática.

San Suu Kyi ya comprobó que no todo el mundo comparte su punto de vista cuando llamó a boicotear los comicios. Una parte de su propio partido, la LND, discrepó, se marchó y fundó un nuevo movimiento, la Fuerza Democrática Nacional (FDN), que participó en las elecciones y ha cosechado un resultado discreto. Ha logrado, no obstante, hacerse un hueco entre los electores.

Así, la premio Nobel de la Paz ya no será la única voz de la oposición a los militares. San Suu Kyi "deberá ser más flexible si quiere seguir siendo relevante. Tendrá que adaptarse a la nueva situación política", comenta Toe Zaw Latt, responsable de la oficina del canal televisivo Voz Democrática de Burma, en Tailandia.

Y todo ello siempre con la espada de Damocles de los militares observando si transgrede alguna ley para volver a someterla a un nuevo arresto domiciliario. Aunque el número uno del régimen, el general Than Shwe, posiblemente se reservará esta posibilidad hasta comprobar la capacidad de influencia de Suu Kyi entre la población.

14-XI-10, I. Ambrós, lavanguardia

Todos dicen sentir un gran respeto por la  figura histórica de Aung San Suu Kyi como abanderada de la oposición a los militares y defensora de los derechos humanos y la democracia en Birmania, pero se sienten incapaces de integrarse en algún movimiento político de oposición. Prefieren hacer la crítica al régimen por su cuenta. Quienes así piensan y actúan son los jóvenes autores y cantantes de rap, hip-hop o reggae, que seguramente mueven un número de seguidores mucho mayor que la Dama.Es la nueva generación de jóvenes birmanos, cuyas costumbres sociales poco tienen que ver con las que había a finales de los años ochenta.

Estos grupos utilizan la música de moda para pasar mensajes políticos, que incluyen críticas a la junta militar o a sus actuaciones. Una iniciativa que gusta y divierte a la juventud birmana.

La popularidad que han alcanzado algunas de estas canciones ha impulsado a las autoridades a decidir engrosar su lista negra de personas non gratas con los nombres de estos grupos y sus cantantes. Zay Yar Thaw, que introdujo el rap en Birmania a principios de esta década, fue condenado a seis años de cárcel en el 2008 por grabar canciones subversivas. Para superar la persecución de las autoridades, estos jóvenes raperos han creado una red de cooperación llamada Generation Wave (GW), según el semanario The Irrawaddy,que se edita en Tailandia. A través de esta organización graban y distribuyen sus canciones. Muchas contienen letras que molestan a las autoridades.

Este es el caso de la canción Wake up! (¡Despierta!), compuesta para conmemorar el segundo aniversario de la llamada revolución azafrán, del año 2007. Constituye un llamamiento a los jóvenes para que se sumen al movimiento prodemocrático.

Otra canción subversiva es la que recibe por título Khwin pyu dot may may (Perdóname, te lo suplico) y explica la petición de un chico a su madre para que le permita incorporarse a la lucha clandestina. Otro de los ídolos de la juventud que también han sufrido los efectos de la censura es el cantante Saw Phoe Kwar, el introductor del reggae en Birmania. Sus seguidores en este país del Sudeste Asiático le comparan con Bob Marley. Pero este músico de cuarenta y dos años, casado y padre de dos niños, se queja de que no goza de suficiente libertad para expresarse. Como todos los artistas del país, está sometido a la vigilancia de la junta militar y todas sus letras deben pasar por la censura. Tres canciones de su primer álbum, editado hace diez años, fueron suprimidas.

Su segunda obra sufrió más: todas las canciones fueron censuradas. "Fue debido a que no sabían (los censores) lo que era el reggae. Cuando comprendieron que no había ningún trasfondo político, le dieron luz verde", explicó hace poco a varios medios de comunicación. Pero no escapó de la multa. Le hicieron pagar 5.000 kyats (unos seis dólares) por cada vez que aparecía la palabra reggae en una canción.

14-XI-10, I. Ambrós, lavanguardia