´Marruecos, siempre Marruecos´, Lluís Foix

Recuerdo vagamente las historias de la guerra del Rif que mi abuelo me contaba desde su inmovilidad física tras caerse de un árbol y romperse la columna vertebral. Me hablaba del desastre de Annual, de las cabilas y de las montañas del Rif de las que salió vivo para contarlo. Se refería a los pacos, aquellos disparos que salían de los más insospechados agujeros que escondían a marroquíes con fusiles.

Marruecos ha sido la pesadilla más constante para la estabilidad política española desde que los militares que habían fracasado en 1998 se refugiaron en el norte de Áfricapara hacer carrera militar y para intrigar en la política española. Hasta hace bien poco, todos los generales con vocación de espadones habían sido africanistas. Es donde empezaba su ascenso en el escalafón militar, como explica Arturo Barea en el primer volumen de La forja de un rebelde.

La Setmana Tràgica de 1909 en Barcelona tuvo su origen en la resistencia de las quintas catalanas a viajar a Marruecos para salvar el protectorado. Los que pagaban seis mil reales quedaban exentos y las madres de los forzados reclutas se despedían en el puerto ante la compasiva actitud de la burguesía que quedaba excluida del reclutamiento. Cayó el gobierno y se produjo el segundo incendio masivo de iglesias y conventos en Barcelona.

El desastre de Annual de 1921 fue el que abrió la puerta a la dictadura de Primo de Ribera en 1923. El llamado informe Picasso para conocer los detalles y responsabilidades del desastre bélico en la bahía de Alhucemas no llegó a conclusiones verosímiles. Los libros de Indalecio Prieto, Alejandro Lerroux y ÁngelOssorio y Gallardo desde el exilio ofrecieron luces nuevas pero tampoco concluyentes.

El levantamiento y golpe de Estado de Franco empezó en Canarias pero tomó cuerpo en Tetuán. La Guardia Mora le acompañaría hasta muy avanzada la dictadura desfilando triunfalmente por la Diagonal de Barcelona y la Castellana de Madrid. Fue un sarcasmo que mientras Franco agonizaba, los marroquíes se quedaran con el Sáhara tras la marcha verde de 1975. Marruecos, siempre Marruecos, nos ha perseguido para lo peor. El Gobierno Zapatero ha abandonado a los saharauis a su suerte, en una nueva muestra de banalidad política e ideológica. Cuántas injusticias se han cometido en nombre de la razón de Estado.

16-XI-10, Lluís Foix, lavanguardia