´Desgobierno´, Xavier Batalla

Nunca el mundo ha estado gobernado por un solo gobierno. Han abundado imperios que han dominado grandes parcelas, desde el de Alejandro el Magno hasta el británico. El imperio británico llegó a controlar una cuarta parte de la superficie terrestre y a un tercio de la población, lo que significó la experiencia histórica que más se ha aproximado a la unificación política total. Pero Londres no fue un gobierno mundial.

Gene Roddenberry, el creador del universo de ficción de Star Trek,la célebre serie de televisión, pronosticó que la Tierra deberá esperar hasta el siglo XXII para estar gobernada, dentro de la Federación de Planetas Unidos, por un solo gobierno, aunque el futuro tampoco será de color de rosa. En India, ahora potencia emergente, se ve el futuro más cerca: en la serie Captain Vyom,el mundo no sólo llegará a tener un solo gobierno, sino que su sede estará en Nueva Delhi y el capitán Vyom será el encargado de que la ley se cumpla. Y los japoneses, que ya han dejado de ser la segunda economía del mundo en beneficio de China, son tal vez los más pesimistas: el manga One Pice ha dibujado un mundo futuro controlado por un sistema corrupto que se llamará Gobierno Mundial.

En el mundo de no ficción, aunque no necesariamente real, la idea de un solo gobierno ha sido patrocinada tanto por los que aspiran a la paz perpetua como por los entusiastas de la paz de los cementerios. Pero los organismos internacionales que surgieron en el siglo XIX, como la Cruz Roja, tuvieron vocación humanitaria. James Lorimer, por ejemplo, publicó en 1983 The Institutes of the Law of Nations,en el que exploró la idea de un gobierno mundial que extendiera el imperio de la ley. Nada evitó, sin embargo, la Primera Guerra Mundial, que estalló cuando se contabilizaban más de 450 organismos internacionales. Y a la guerra del catorce le siguió, tras el fracaso de la Sociedad de Naciones, la Segunda Guerra Mundial, de la que nació la ONU, cuyo Consejo de Seguridad fue creado como para ser un directorio. La ONUno es un gobierno mundial, ya que los estados no se dejan, pero también alimenta las teorías de la conspiración, como pasa, aunque por razones distintas, con la Trilateral y el Club Bidelberg.

¿Qué representa ahora el G-20, el grupo de los países industrializados más los emergentes, ante la ausencia de una gobernanza global? El G-7, el club de los ricos, es lo suficientemente grande para ser funcional, pero es demasiado pequeño para tener legitimidad. La ONU reúne a todo el mundo, lo que le da legitimad, pero no es muy funcional. Y el G-20 reúne suficiente legitimidad para su propósito, que es económico, ya que representa el 85% del PIB mundial, pero lo suyo son los números, no las letras de la gobernanza global, cosa que corresponde a una ONU puesta al día. Henry Cabot Lodge, embajador estadounidense ante la ONU en la década de 1950, sentenció que "fue creada para evitar que fuéramos al infierno, no para que nos llevara al cielo". Y en esas todavía estamos.

14-XI-10, Xavier Batalla, lavanguardia