ŽLa prensa y la mordazaŽ, Joana Bonet

En pocas entregas de premios  -la gente sentada en las mesas con un vaso de agua, la cubertería de plata y un libreto- se empieza con un concierto de piano: Bach, Debussy y Chopin conformando el divino arabesco. Después del día arrugado, cosido de voces y remendado con atropello, la música libera y recoge. La gente mira al plato, a veces al virtuoso pianista Alexis Delgado, otras, muy de reojo, a los Príncipes. Párpados semiabiertos que pretenden alejarse de la urgencia del día y se dejan acariciar por la música ondulada. Es una tradición anual en el premio de periodismo Francisco Cerecedo, organizado por Miguel Ángel Aguilar y su Asociación de Periodistas Europeos.

Por primera vez, después de 27 ediciones, una profesional del medio audiovisual, Pepa Bueno, gana el Francisco Cerecedo, bocado exquisito entre los galardones que reconocen el buen hacer en el periodismo. Este año coincide con un trascendente aniversario, y así lo recordó Diego Carcedo en su discurso: el bicentenario de la aprobación por las Cortes de Cádiz de la ley de Libertad de Imprenta, la misma que permitió la existencia de la prensa libre. "Pero lamentablemente no todo en estos momentos es motivo de alegría para nuestra profesión", señaló Carcedo. Se refería, por supuesto, al ejercicio del periodismo en Marruecos, pocos días antes de que dejaran entrar con cuentagotas a algunos periodistas tras varios intentos frustrados. El miedo a la verdad, cuando lo digital ha roto el monopolio de los medios tradicionales que antes tenían poder absoluto para decidir el guión del mundo, plantea varias paradojas. Por un lado que, ante el cambio de paradigma que supone internet, hoy se necesita más que nunca de aquel que con sus ojos y su voz asume la responsabilidad de informar, un derecho que no debería ser sinónimo -al menos en cuarenta países- de arriesgar la vida. Por otro lado, que no sólo las dictaduras secuestran parte de la realidad, enmascarándola y construyendo una ficción interesada, sino que muchos países que juegan al progreso y a la democracia, como Rusia, México, Colombia o Pakistán, condenan a sus ciudadanos a la ceguera porque allí la realidad sobresalta al poder. Y lo que es peor, en su informe anual, Reporteros sin Fronteras alerta de la "degradación de la situación de la libertad de prensa" en la zona de influencia de la UE, que, en esta materia no es un conjunto homogéneo: ya no sólo hay problemas en Turquía -con 47 periodistas en la cárcel y más de 700 causas abiertas-, sino que están produciéndose incidentes en Francia o Italia.

En cuanto a Pepa Bueno, una mujer impaciente como casi todas las metrosesenta pero excepcional, defendió la necesidad de una buena gestión de lo público sin concesiones, animando, en estos tiempos de medias tintas, a mantener "criterios radicales". Al combate eterno por la verdad.

22-XI-10, Joana Bonet, lavanguardia