Pakistán, el huevo -nuclear- de la serpiente islamista

+ Pakistán, el país de la bomba nuclear islámica

-Abdul Qadeer Khan, el paquistaní creador de la bomba atómica islámica y exportador de su tecnología a Irán, Libia y Corea del Norte. Condenado y perdonado en Pakistán, donde es un héroe.
 

La posibilidad de que el arsenal nuclear de Pakistán caiga en manos de terroristas es "la pesadilla particular de Obama". Y una fuente de preocupación para EE.UU., Reino Unido o Rusia mucho más seria de lo que había trascendido. Es una de las últimas filtraciones difundidas por Wikileaks.

Los telegramas de la embajadora estadounidense en Islamabad entre 2007 y 2010, Anne Patterson, son esclarecedores: "Nuestra principal inquietud no es que un grupo islamista pueda apoderarse de una bomba entera sino el riesgo que un trabajador logre sacar suficiente material fisible para fabricar una bomba".

Una preocupación corroborada por fuentes rusas y por el propio historial de proliferación del programa nuclear pakistaní, cuyo capitoste A. Q. Khan -hoy en libertad- exportó uranio a Corea del Norte -a cambio de misiles- y tecnología a Irán y Libia.



El doble juego del ejército pakistaní en Afganistán no pasa inadvertido para Washington, que entiende que Islamabad con una mano recibe una fortuna para la lucha antiterrorista (16.000 millones de dólares desde el 11-S) y con la otra protege a los talibanes. Las filtraciones desvelan la frustración de Washington ante las líneas rojas marcadas por el ejército pakistaní.

Se desprende que Kayani ha seguido la misma política que el general Musharraf - el hombre que le nombró sucesor-se vio obligado a adoptar tras el 11-S. Por activa o por pasiva, hostigamiento a Al Qaeda (árabes, uzbekos, etcétera.) en territorio pakistaní, mientras se sigue apoyando por detrás a la insurgencia afgana. Y el vaticinio de Patterson es que el ejército pakistaní no se limitará a dar cobijo a los talibanes afganos, sino que a medida que la coalición internacional evacue el país, el apoyó a sus antiguos pupilos se hará más activo. Por ello, el embajador español en Kabul - hasta hace unos meses-José Turpín, aparece en un telegrama con la siguiente declaración, dirigida a su homólogo de Pakistán: "Esto se acabó. Habéis ganado".

La embajadora de EE.UU. confirma los vínculos de la inteligencia militar pakistaní con el grupo terrorista Laskhar-e-Toiba - autor del asalto terrorista a Bombay-y con las redes de la insurgencia afgana lideradas por Haqqani y Hekmatyar desde territorio pakistaní, además de los talibanes afganos. Y asevera que nada conseguirá que Islamabad "abandone el apoyo a estos grupos, que ve como parte importante de su aparato nacional de seguridad contra India". En el caso de Haqqani y Hekmatyar, incluso les habrían facilitado información sobre objetivos en Afganistán, singularmente indios. También se desvela que el programa nuclear de Pakistán va viento en popa para compensar la creciente ventaja india en armamento convencional y su acceso a combustible nuclear extranjero. "A pesar de la catástrofe económica, Pakistán está produciendo arma nucleares a un ritmo más rápido que cualquier otro país", se lee en un telegrama de 2008.

Otra piedra de toque de un ejército no del todo insobornable. Los telegramas dejan traslucir la rapiña colosal de la cúpula militar y civil pakistaní sobre los fondos norteamericanos destinados a la lucha antiterrorista. De ahí que aparezcan facturas de radares de setenta millones de dólares, como si los talibanes tuvieran aviones. O de 26 millones de dólares para alambre de espino. Cuando los norteamericanos piden explicaciones, Kayani esgrime el dudoso argumento de que cientos de millones han sido usados para tapar agujeros del presupuesto general del Estado.

La hostilidad entre el jefe del ejército y el jefe del Estado también sale a relucir. El viudo de Benazir Bhutto y presidente desde 2008, Asif Ali Zardari, habría confiado a los pocos meses al entonces premier británico Gordon Brown que temía que Pervez Kayani le "echara". Y, efectivamente, se revela que a principios del 2009 Kayani expuso un plan a EE.UU. para sustituir a Zardari por un pastún laico. En cualquier caso, Zardari habría preparado a conciencia su sucesión en caso de asesinato: su hijo, Bilawal Bhutto, propondría al partido a su tía como nueva presidenta.

2-XI-10, J.J. Baños, lavanguardia