´Stop breaking my balls´, Quim Monzó

Estamos avisados: "Los sofisticados  love hotels suceden a los antiguos meublés". Así nos lo explicaba La Vanguardia. es la semana pasada. ¿Y en qué han cambiado para ser ahora "sofisticados" love hotels? Pues, de entrada, en el nombre. Luego nos dicen que "han profesionalizado su servicio", pero ya antes era profesional. Como es fácil de entender, en un meublé el servicio tiene que ser ab-so-lu-tamen-te profesional. O sea que, digan lo que digan, por ese lado han cambiado poco. Aseguran que ahora hay "decoradores de prestigio, directores experimentados y cartas de bebida totalmente al día". Pero ya antes los directores eran experimentados, y con las bebidas no había queja ninguna. Y decoradores de prestigio siempre ha habido, como el que lamentablemente convirtió en funcionales las habitaciones temáticas del desaparecido Pedralbes, de las que uno sólo tiene referencias por los mayores: la habitación Nueva York bajo la lluvia,la habitación selva africana...Entonces, ¿dónde está el gran cambio? Pues en lo dicho: "Ya no se les llama meublés,que suena a ilícito y a antigualla del siglo pasado; ahora se hacen llamar love hotels". Ay, caray, lo que son las cosas.

Apesta eso de rebautizarlo todo con palabras inglesas. Comenzaron hace décadas, sacándose de la manga lo del bacon y han acabado llamando noodles a los fideos de los restaurantes chinos. El grado de majadería ambiental es espectacular. Ahora, a los que viven solos los llaman singles,y, según parece, los famosos ya no lo son, sino que son celebrities. Hace unos años, una emisora de radio de la Diagonal envió a Berlín a un becario, a hacer un reportaje. Se lo pasó hablando de pubs,tanto que creí que se había equivocado de avión y había acabado en Dublín. Pues no: había ido a Berlín. Lo que pasaba es que, según me explicó cuando se lo pregunté, para él cualquier bar es un pub.Lo mejor es cuando ese tipo de pájaros utiliza palabras inglesas por aproximación, deformando su sentido auténtico. Nuestras agencias inmobiliarias llevan décadas ofreciendo lofts que son minúsculas estancias de un solo espacio, en las antípodas de lo que de verdad es un loft. ¿Y los spoilers? Ahora todo el mundo habla de spoilers y, como en el caso de loft,muchos han oído campanas y no saben dónde: ¡usan spoiler como sinónimo de sorpresa, no de la explicación que te la arruina!

A todos esos enrollados de tres al cuarto podríamos llamarlos assholes,que sería un trend de lo más fashion. En el Time Out recogían el otro día una escena vivida en un bar de Sant Joan Despí. La camarera y unos alemanes intentan entenderse y, viendo que no hay forma, la camarera se gira hacia la cocinera y le pregunta: "Alicia, ¿cómo se dice beicon en inglés?".

Y, sobre todo, no lo olviden: "Ya no se les llama meublés, que suena a ilícito y a antigualla del siglo pasado; ahora se hacen llamar love hotels".

16-XII-10, Quim Monzó, lavanguardia