AFPAK: el ISI sigue y seguirį determinando el conflicto

La Cruz Roja, que habitualmente es prudente a la hora de emitir valoraciones sobre los países en los que trabaja, lanzó ayer un llamada de alarma: Afganistán está en el peor momento desde que en el 2001 las fuerzas lideradas por EE. UU. derrocaron a los talibanes. Nunca, desde hace 30 años, la Cruz Roja había tenido tantas dificultades para moverse por el país, dijo en Kabul Reto Stocker, jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja en Kabul, según informa Reuters. En términos de muertes civiles, de desplazados y de acceso a trato médico, las condiciones han empeorado. El año 2010 fue el más mortífero, y los combates seguirán aumentando en el 2011, según la citada organización.

La buena noticia: las tropas aliadas han frenado el impulso de los talibanes en algunas regiones de Afganistán, según los mandos militares. La mala: la corrupción rampante en el Gobierno de Hamid Karzai y la persistencia de un santuario para los insurgentes en Pakistán siguen siendo un obstáculo para estabilizar el país.

Hace un año, presionado por el Pentágono, el presidente Barack Obama anunció una escalada militar que incluía el envío de 30.000 soldados y marines estadounidenses más a Afganistán, una guerra que empezó hace nueve años y ya es la más larga de la historia del país. Al mismo tiempo, y para apaciguar a su base demócrata, Obama fijó el verano de 2011 como la fecha para empezar a reducir tropas. También prometió evaluar el funcionamiento del plan en el plazo de un año, cuando las nuevas tropas estuviesen desplegadas. Esto es lo que el presidente se dispone a hacer hoy, cuando presente la primera revisión de la nueva estrategia.

La Casa Blanca ha anticipado que el informe no contendrá sorpresas y que se trata más de un diagnóstico que de un documento con recomendaciones políticas. Está previsto que el documento reitere que el próximo verano el número de tropas estadounidenses y de la OTAN se empiece a reducir con el objetivo de retirar las tropas de combate aliadas en 2014 y entonces traspasar el control militar a los afganos.

Un año después de la escalada el balance es ambiguo. Los mandos militares consideran que en algunas regiones del país han logrado frenar o revertir la iniciativa de los talibanes, obligados a replegarse después de que en los dos últimos años se haya triplicado el número de tropas estadounidenses. Según fuentes oficiales citadas ayer por The Washington Post,también avanza el reclutamiento y la formación de soldados y policías afganos.

Pero dos informes de los servicios de espionaje estadounidense que The New York Times reveló ayer obligan matizar el diagnóstico. Los informes concluyen que la escasa voluntad por parte de Pakistán, país nuclear, de cerrar los santuarios radicales en sus regiones fronterizas con Afganistán es un obstáculo grave en la guerra de Obama.

Pakistán, que recibe de Washington unos dos mil millones de ayuda anual, sirve de refugio a los insurgentes que combaten contra las tropas aliadas en Afganistán. Sin la ayuda de Pakistán, cuyos servicios secretos están bajo sospecha de mantener vínculos con los talibanes, difícilmente EE. UU. logrará estabilizar Afganistán.

EE. UU. ha optado por una combinación de una estrategia de contrainsurgencia, destinada a proteger a los civiles y facilitar la creación de instituciones locales, y la estrategia antiterrorista, consistente en asesinatos selectivos con aviones no pilotados y operaciones especiales. Con la escalada, se ha disparado el número de bajas: 202 muertos estadounidenses en el primer semestre del 2010, casi el triple que en todo el 2005.

Afganistán es una guerra distante para la mayoría de estadounidenses, una guerra que en modo alguno afecta sus vidas ni provoca la polarización que provocó Iraq. Pero puede convertirse en un problema para Obama, que como candidato se opuso a la guerra de Iraq y después asumió Afganistán como su guerra.

La fecha de 2014 para retirar las tropas de combate no figuraba en los planes de hace un año, e inquieta a los demócratas, que temen que EE. UU. quede encallado durante décadas en Afganistán. Los republicanos ven en la inclinación de Obama por las fechas un signo de flaqueza, una voluntad de acabar la guerra con o sin victoria.

Lo que es seguro, según recordaba hace unos días USA Today,es que Obama se presentará a la reelección de 2012 con una guerra en marcha.

16-XII-10, M. Bassets, lavanguardia