libertad paterna, salud infantil y Patria (de la) Potestad

>El 9 de octubre se detecta el primer caso de sarampión en un niño del colegio Gómez Moreno
del Albaicín.
>La enfermedad se extiende rápidamente como consecuencia de la baja cobertura vacunal. El 44 por ciento necesita ingreso en un hospital.
>Un estudio de la consejería ve que 53 niños del centro están sin vacunar. Cinco de ellos, por
la negativa activa de sus padres.
>La impotencia lleva a la Junta a pedir la intervención de la justicia argumentando el derecho a la
protección de la salud.
>El juez que obliga a vacunar a 35 niños sienta un precedente en nuestro país que reconoce la prevalencia del derecho a la salud. 

Los padres de los 15 niños de un colegio de Granada que se niegan a vacunarlos de sarampión resisten hasta el final. Ayer acabó el plazo dado por Salud y hoy el juez podría ordenar la intervención de la policía para acompañar a los sanitarios a los domicilios e intentar inmunizarlos. La consejera de Salud dijo que es el paso soguiente para  atajar el brote, que ha afectado ya a 51 personas. 1-XII-10, V. Bejarano, lavanguardia

El rechazo de algunos padres de Granada a vacunar a sus hijos tiene difícil solución por la vía judicial, que es la elegida por la Junta de Andalucía. La medida adolece de poco respeto por la decisión de los padres y puede enconar el conflicto. La receta que recomiendan los expertos es respeto por la decisión de los padres y negociación, aunque también exigencia de responsabilidad para evitar el contagio a otros niños. Lo apunta el profesor de Bioética de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), Pablo Simón.

El brote de sarampión de Granada ha afectado a 36 personas, la mayoría niños del colegio Gómez Moreno. El juzgado número 5 de Granada, que lleva la demanda de la Junta, ha pedido una ampliación de datos antes de tomar ninguna medida. Sobre todo para evaluar si la gravedad del brote permite invocar la ley de 1986 sobre medidas especiales ante situaciones de riesgo. De lo contrario, archivará. Sin embargo, fuentes de la propia Consejería de Salud reconocen que la gravedad es menor dado el reducido número de afectados, lo limitado del territorio, el colegio y sus alrededores, y la poca virulencia de la enfermedad. Un responsable de Salud dijo ayer a este diario que parece más un gesto de amenaza a los padres que una medida eficaz para atajar el problema.

“Lo que hay que impedir es que estos niños, cuyos padres tienen todo el derecho a elegir, actúen
como eslabones de transmisión”, señala un epidemiólogo de Salud. Por su parte, el profesor Pablo Simón añade que lo más eficaz para cortar el brote sería impedir que los niños no vacunados acudan a clase. No como medida de presión ni de rechazo, sino como exigencia de responsabilidad a los padres que rehúsan vacunarlos por sus creencias. Lo que decidió a la Junta a enviar el caso a los tribunales fue la negativa tajante de cinco familias del citado colegio a vacunar y que otras 52 no han respondido a los requerimientos en ese sentido.

Este fenómeno de rechazo a las vacunas es nuevo en España, aunque viejo en el continente y en Estados Unidos. Salud cree que esto puede provocar un aumento de los casos que ponga en peligro la estrategia de erradicación. De hecho, el último informe del Ministerio de Sanidad sobre
esta enfermedad advierte de que “los progresos se han estancado debido a la reducción de los
fondos y a la debilitación de los compromisos en la lucha contra el sarampión y parece que la enfermedad está volviendo”.

Pablo Simón da la razón a quienes temen los efectos adversos de las vacunas. Pero todo medicamento los tiene y son mayores las ventajas. Además, el límite de la libertad de elegir de los padres lo pone el derecho a la protección de sus hijos y el daño que pueden sufrir otros del entorno. Otra vía “radical” apuntada por Simón, que no recomienda, sería hacer obligatorio el calendario vacunal, como en Estados Unidos. Allí está regulada la objeción, aunque a cambio los padres no pueden llevar a sus hijos al colegio mientras están enfermos.

20-XI-10, V. Bejarano, lavanguardia

La libertad individual de rechazar una vacuna no puede prevalecer sobre el derecho a la salud
o la integridad física de los demás miembros de una comunidad. Es lo que considera un juzgado
de Granada para obligar a 35 padres del Albaicín a vacunar a sus hijos contra el sarampión. En
una sentencia notificada ayer, el juez Antonio Videras da la razón a la Consejería de Salud y ordena la vacunación de los alumnos del colegio Gómez Moreno que están sin inmunizar.

La negativa de un grupo de padres a vacunar a sus hijos ha originado un brote de sarampión que
afecta a 46 personas, de las que ocho son adultos. A partir de ahora, los sanitarios que vayan a vacunar podrán recurrir al auxilio de la policía si fuera necesario, según especifica el juez en el auto dictado ayer. Eso sí, tendrán que vacunar de forma que “en ningún caso pueda constituir un trato inhumano o degradante”. La consejera de Salud, María Jesús Montero, dijo ayer que se trata
de la primera sentencia de este tipo en nuestro país y que sienta un “importante precedente” para la defensa de la salud pública.

La decisión del juez se basa en el artículo 2 de la ley orgánica de medidas especiales en materia de salud pública de 1986, que establece la posibilidad de que la administración sanitaria realice tratamientos médicos “cuando se aprecien indicios racionales que permitan suponer la existencia
de peligro para una persona o grupo de personas”. El artículo 3 de esa ley, citado por el magistrado, indica que “habilita a las administraciones para el control de los enfermos, de las personas que estén o hayan estado en contacto con los mismos”.

El juez reconoce que las medidas sanitarias suponen una privación o limitación de la libertad individual, pero las considera amparadas por el artículo 43 de la Constitución que, tras reconocer
el derecho a la salud pública, atribuye a los poderes públicos “organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios”.

La citada ley exige que las medidas sanitarias estén justificadas y sean proporcionales a la situación de riesgo existente. Basándose en eso, el juez da la razón a la Junta frente a quienes se niegan a vacunar a sus hijos por miedo a reacciones adversas. El juez contrapone las leves secuelas de la vacuna y su alto nivel de protección (99% de los que la han completado) con las complicaciones que pueden surgir con la enfermedad. Entre otros datos, Salud aporta el dato de que 17 de los 46 afectados por este brote han necesitado hospitalización.

La sentencia del juzgado número 5 de lo contencioso es recurrible en apelación, para lo cual los
padres tienen quince días.

La consejera de Salud, María Jesús Montero, anunció que los equipos sanitarios se pondrán en
contacto con las familias para ofrecerles la posibilidad de vacunar a sus hijos en sus casas, en el
centro de salud o en el propio colegio. “Les vamos a dar todas las facilidades posibles”, argumentó, pero, si a pesar de la orden judicial los padres se resistieran, “pondríamos el hecho de nuevo en conocimiento del juez para que actúe en consecuencia”.

La urgencia por aplicar la orden del juez viene dada por la extensión de la epidemia, ya que en
una semana ha aumentado en diez el número de casos. Más aún porque un tercio de los afectados son bebés de menos de 15 meses. Como medida complementaria y transitoria, la Consejería de Salud ha decidido rebajar la edad de la primera dosis de la vacuna a los seis meses, frente a los doce meses actuales. Esto se hace pese a que por debajo de los doce meses
el sistema inmunitario aún muestra escasa madurez, por lo que la vacuna tiene una pobre eficacia, y esto conlleva que los niños deberán recibir tres dosis, una a los seis meses, otra a los doce y la última a los tres años.

26-XI-10, V. Bejarano, lavanguardia

De los 35 niños que un juez de Granada ordenó vacunar por un brote de sarampión, 20 ya han sido inmunizados o sus familias han acreditado que habían pasado la enfermedad. Queda saber qué harán las familias de los 15 niños que aún no se han vacunado. Hoy acaba el plazo marcado por la Consejería de Salud y la consejera, María Jesús Montero, explicó ayer que si no recibe respuesta, la Junta remitirá otra vez el caso al juez para que tome nuevas medidas.

30-XI-10, V. Bejarano, lavanguardia

Sigue aumentando el número de contagiados por el brote de sarampión surgido en un colegio de Granada, donde un grupo de padres se niega a vacunar a sus hijos y ya son 59 los afectados. Un juzgado de Granada tiene que decidir ahora si manda a la policía para obligar a los padres de 15 alumnos del colegio Gómez Moreno que siguen sin vacunar. El brote ha rebasado los límites del Albaicín. De los 59 casos, 10 son adultos. Han necesitado hospitalización 18 de los afectados, aunque ayer sólo había un bebé ingresado. Salud ha reforzado la campaña de vacunación en toda la ciudad extendiéndola a los bebés de más de 6 meses.

3-XII-10, V. Bejarano, lavanguardia

Entre el riesgo del sarampión y el riesgo de la vacuna, prefiero que mis hijos pasen la enfermedad". Lo dice Tasnim Pinart, una de las madres del colegio Gómez Moreno de Granada que se han negado a vacunar a sus hijos. Ella tiene dos niños, uno de dos años y otro de cuatro. Ambos han contraído la enfermedad hace un mes, por lo que forman parte de los 59 casos del brote ocurrido en el barrio del Albaicín y que provocó que la Junta de Andalucía recurriera a la justicia para intentar forzar al núcleo de padres contrarios a las vacunas.

Finalmente, ayer la Consejería de Salud dio por concluido el brote. Ya no existe riesgo de contagio al haber conseguido un índice de vacunación del 96% entre los niños del citado colegio. Con esta conclusión, la Junta renuncia a la vía de la fuerza, lo que hubiese supuesto echar mano de la policía para obligar a los padres de nueve niños que todavía siguen sin vacunar. Sus padres se acogen a su libertad de elegir lo que consideran más conveniente para sus hijos.

Lo mismo que eligió Tasnim Pinart que, al contrario que la mayoría de los padres contrarios a las vacunas, no rehúye el contacto con la prensa. A las puertas del colegio Gómez Moreno, Pinart presume de que sus padres - que fueron hippies en Eivissa y hace muchos años se convirtieron al islam en Catalunya-ya optaron por no vacunarla contra ninguna enfermedad. "Y aquí estoy, más sana que una manzana, nunca he tenido ningún problema de salud por culpa de no estar vacunada".

Pinart llegó a Granada procedente de Catalunya y asegura que sus dos hijos "han salido del sarampión fortalecidos, les ha sentado fenomenal". Ella no se considera "antivacunas", sino que duda sobre su inocuidad. De ahí que prefiera asumir las posibles secuelas de las enfermedades contagiosas que someter a sus hijos a sustancias químicas cuyos posibles efectos adversos pueden ser peores, según dice. Sus hijos hasta ahora no tienen ninguna vacuna, aunque puede que acabe suministrándole algunas como la del tétano. "Mi homeópata últimamente es bastante partidario y eso me hace pensármelo. Pero de ninguna manera lo hubiera hecho con el sarampión", explica.

Rechaza que su posición tenga algo que ver con la religión y argumenta que conoce a muchos musulmanes del Albaicín que vacunan a sus hijos de forma regular. ¿Sentimiento de culpa ante posibles consecuencias por no tener a sus hijos vacunados? Pinart responde que, al contrario, se podría haber sentido culpable en el supuesto de que alguno de sus hijos hubiese desarrollado una dolencia grave a consecuencia de la vacuna. ¿Responsabilidad por la propagación del brote a terceros? Argumenta que ninguna porque ella tuvo la precaución de dejar a los niños en casa hasta que pasaron la enfermedad. Por eso la posibilidad de que el juez mandara a la policía a las casas de las familias que se han negado a vacunar le parece "una pasada, algo impensable en un país libre como este". Tasnim Pinart es catalana y vive con su marido en Albaicín, donde él es panadero.

El francés Florian Guerín también es panadero y desde hace siete años regenta un obrador en la calle del Agua, en pleno corazón del Albaicín. Está entre los que desconfían de las vacunas, por lo que su hijo de cinco años, que asiste al colegio Abencerrajes, no está inmunizado y tampoco ha sufrido ninguna enfermedad. "Mi razón es que las vacunas contienen tóxicos, como el mercurio, que pueden provocar daños mayores que la propia enfermedad". Él se ha documentado a través de internet. Guerín denuncia que los compuestos elegidos para hacer las vacunas son los más baratos, no los más inocuos. Dice que, en la elección de su composición, priman los intereses económicos sobre los científicos.

4-XII-10, V. Bejarano, lavanguardia

"Es una irresponsabilidad gigantesca que algunos padres no vacunen a sus hijos contra enfermedades casi erradicadas como el sarampión", afirmó con rotundidad Pedro Alonso. Incluso se atrevió a confesar, en tono irónico, que ante este tipo de conductas le "sale el ramalazo talibán".

Alonso explicó que la actitud de ciertos grupos que "por razones acientíficas" están contra las vacunas "son responsables de que se propague la transmisión de los patógenos y de que no se logre erradicar enfermedades como el sarampión o la polio. Además de los casos de rechazo a la vacuna del sarampión en Granada, Alonso citó ciertas reacciones del año pasado con la nueva gripe y la actitud de grupos religiosos de Nigeria que se oponen a la vacuna contra la polio al considerar que provoca la esterilidad femenina. En estos caso, dijo, "los poderes públicos deberían estar habilitados para actuar".

11-XII-10, V. Bejarano, lavanguardia