muertes en el Magreb (y silencio de ŽEuropaŽ)

Muertos en Túnez. Muertos en Argelia. Y silencio en Europa. Túnez sufrió una trágica madrugada del sábado al domingo. Los choques entre los jóvenes y las fuerzas de seguridad en el interior del país provocaron una veintena de muertos según la oposición (catorce, según el Gobierno).

En Argelia, la calma parecía haber regresado - momentáneamente-tras varios días de revueltas y pillaje en los que han muerto entre tres y cinco personas, según las fuentes, además de haber provocado ochocientos heridos.

La policía tunecina ha cortado todas las comunicaciones por tierra con la región centrooriental del país, fronteriza con Argelia, en especial con las poblaciones de Sidi Buzid, Kasserin y Thala, escenario de los peores choques y donde el poder ha establecido un eficaz control comunicativo en la telefonía, internet y la televisión, expulsada por las fuerzas del orden con la frase "no hay imágenes de interés".

Estados Unidos ha elevado un poquito la voz, y Europa mantiene un silencio sepulcral. El jueves, el embajador tunecino en Washington fue convocado para pedir al Gobierno de Túnez que "respete el derecho del pueblo a manifestarse pacíficamente". El viernes, la ministra de Exteriores francesa, Michèle Alliot-Marie, recibía en París a su homólogo tunecino, Kamel Morjane. "No hubo una declaración; no hubo un solo micrófono a la salida", señalaba la emisora pública francesa RFI. "Fue una visita silenciosa", concluía.

Mientras Europa guarda silencio, la indignación crece en Túnez y en Argelia, donde las masas de jóvenes kamikazes no quieren escuchar ni entender nada que proceda de las esferas de un poder que han dejado de respetar y, ahora, de temer.

Según Ahmed Nejib Chebbi, líder del Partido Democrático Progresista, la policía ha atacado incluso cortejos fúnebres en las tres ciudades en las que se han producido los muertos.

En este conflicto, las mangueras de agua y los gases lacrimógenos no sustituyen a las balas, simplemente las preceden a modo de advertencia. Ninguna organización política occidental, de ningún signo, ha criticado hasta el momento la brutal represión del Gobierno de Ben Ali, jefe del partido hegemónico en Túnez, el Reagrupamiento Constitucional Democrático, miembro de la Internacional Socialista.

En Túnez, la central sindical única, la Unión General de los Trabajadores (UGTT), sin embargo, a pesar de ser el sindicato único del país, se ha permitido discrepar del todopoderoso Ben Ali y ha expresado su apoyo a las reivindicaciones legítimas del movimiento juvenil.

Ante una gran muchedumbre que le aclamaba, Abid Brigui, secretario general adjunto de la UGTT, ha denunciado el empleo de las balas contra los jóvenes momentos antes de proceder a un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas, a los que se califica de "mártires" del movimiento social, mientras sonaban el himno nacional y otras canciones sindicalistas.

Este ha sido el único intento de apoyo a los jóvenes, que también podría confundirse con un intento de apropiación. Mientras tanto, el resto de los actores políticos tunecinos han optado por calificar los altercados de "criminales", han mostrado su sorpresa por la "falta de diálogo de los jóvenes". Todos ellos no han olvidado expresar su adhesión inquebrantable hacia el líder que habita en el fabuloso palacio presidencial de Cartago, deslucido en el día de hoy por oscuras nubes. Es un palacio que está prohibido fotografiar.

10-I-11, J. Galves, lavanguardia