´Renovarse o morir, unos y otros´, Quim Monzó

Nuevos tiempos, nuevos métodos. Desde la entrada en vigor de la ley del tabaco, a los tradicionales timos y ardides de los pícaros de antaño se les ha añadido uno nuevo, que se concreta en una frase:

- Salgo un momento fuera a fumar, y enseguida vuelvo.

En Linares (Jaén), la clienta de una cafetería ha agredido a una camarera cuando esta le ha pedido que le pagase la consumición. Europa Press lo explica así: "Una camarera de una cafetería de Linares ha sido agredida por una clienta que se ha marchado del local sin abonar su consumición con la excusa de que iba a salir a fumar un cigarrillo. La camarera agredida, e hija del propietario del local, Marga Alva, observó que la clienta se alejaba demasiado, por lo que decidió salir tras ella hasta alcanzarla y pedirle el abono de la consumición, que había sido un café y una tostada. Esta le propinó varios golpes y arañazos en la cara, por los que tuvo que ser atendida y vacunada del tétanos en urgencias". No es un caso aislado. La artimaña se da a menudo, no sólo en Linares sino en muchas otras ciudades y pueblos de lo que en la tele llaman la geografía hispana.El propietario de la cafetería linarense dice que la única solución es pedirle al cliente que abone la consumición en el momento de servirle, pero cree que eso "crearía un clima de desconfianza e incomodidad, sobre todo en los clientes habituales".

Pues no debería ser así. Cuando vas a un bar de noche o a una discoteca, en cuanto te sirven la copa tienes que abonarla, porque luego, con el gentío y el ir de aquí para allá en medio de la música y la semioscuridad, cobrarte va a ser imposible. En las autopistas, en los bares de las áreas de servicio, sucede lo mismo. Y nadie se rasga las vestiduras, ni en las discotecas ni en las autopistas. Pues en las cafeterías debería suceder igual. Todo aquel que haya viajado un poco por el mundo sabe que, en la mayoría de los países, abonas la consumición en cuanto te la sirven y así el camarero no tiene que estar todo el rato sin quitarte ojo, no vaya a ser que intentes largarte sin pagar, sea con la excusa de que vas a fumar fuera o con la tradicional de echar a correr, que practican algunos mozalbetes (y no tan mozalbetes) de piernas ágiles. De joven, siguiendo aquella máxima agustiniana que indica "cuando estés en Roma, haz como los romanos", al cabo de dos días de vivir en Nueva York, al pedir whiskey en el bar ya había aprendido a dejar el billete o los billetes al lado del vaso, billete o billetes que se quedan ahí, en la barra, junto al vaso, y de los que el camarero va cobrando cada whiskey sucesivo, a medida que los vas pidiendo, como hace con todo el mundo. Con milenios de experiencia mercantil a sus espaldas, las prostitutas cobran siempre por adelantado, antes del servicio, sea este un francés natural, un birmano o un completo. Hay que aprender de quien sabe.

20-I-11, Quim Monzó, lavanguardia