´Emperador Silvio´, Llātzer Moix

Hace año y medio se publicó una insólita foto del ex premier checo Mirek Topolánek, desnudo, rodeado de señoritas y exhibiendo un pene ilusionado. La imagen se había tomado en Villa Certosa, mansión de recreo de Silvio Berlusconi. Hasta entonces, las noticias relativas a las amenidades sexuales orquestadas por el primer ministro italiano eran pocas. Luego se acumularon, en especial las protagonizadas por el propio Berlusconi. Una de las penúltimas noticias en esta línea saltó el lunes, cuando un Berlusconi tronante irrumpió en un programa de televisión -casualmente titulado L´infedele- y lo tildó en directo de "prostíbulo televisivo". A su entender, en dicho espacio se ofendía a Nicole Minetti (25 años), su ex higienista dental, ex velina, ahora parlamentaria lombarda por su partido y, al parecer, proveedora de chicas para el ilustre mandatario. Y, dicho sea de paso, figura central también del sumario judicial sobre prostitución que amenaza a Berlusconi, a raíz de su debilidad por una demimondaine marroquí menor de edad, apodada Ruby robacorazones.

Este crescendo informativo me ha parecido, hasta hace poco, lamentable y fatigoso. Ahora confieso que deseo su prolongación. Según se desvela la bochornosa senilidad de il Cavaliere,nos acercamos, intuyo, a un colofón espectacular. La vida de Berlusconi será a la postre digna de Suetonio, relator de las gestas y las sevicias de los emperadores romanos.

"Encerrad a vuestras mujeres, que viene el calvo", se advertía en Roma en tiempos de Julio César, en alusión a este emperador y a sus apetitos sexuales, robustos, urgentes e indiscriminados. Aunque no superiores por ello a los de Tiberio, Calígula o Nerón, también retratados por Suetonio. De Tiberio, "viejo sucio y repugnante" según Malonia, una de las pocas mujeres que se le resistió, se afirma que creó el cargo de "intendente de los placeres" -reclutador de carne fresca-, y que se dedicó a las orgías non stop.Y de Calígula y Nerón se describen oscuras depravaciones, en la línea de las recogidas por Petronio en El Satiricón.

A estas alturas parece obvio que Berlusconi, además de una sexopatía aguda, padece un complejo imperial; o sea, que quiere emular a los césares. Muchos italianos se lo toleran e incluso le jalean con votaciones favorables, acaso porque les gustaría poder pavonearse de hazañas semejantes. Pero lo grave de Berlusconi (74 años) no es su sexualidad, que cabe calificar sin margen al error de patética, sino lo que tiene de expresión de su poder absoluto: este hombre cree que puede someter y degradar a su país como si fuera su harén... La Italia del siglo XXI no debería parecerse mucho a la Roma imperial. Y, sin embargo, se parece demasiado. Su actual mandamás tiene conexiones mafiosas, burla a la justicia, manipula la mayoría de los medios de comunicación del país y derrocha a manos llenas. Se habla mucho de sus noches sórdidas, pero no son lo peor: lo peor son sus días impunes.

30-I-11, Llàtzer Moix, lavanguardia