Pakistán: creciente, y muy peligroso, Estado Nuclear Islámico

EE.UU. ha entregado 100 millones de dólares a Pakistán para reforzar la seguridad de su arsenal nuclear: sensores, adiestramiento, etcétera. Sin embargo, Wikileaks desveló el temor de su embajadora a que se produjeran sustracciones en laboratorios. Otro cable advertía que se estaba contratando para puestos esenciales a personas de procedencia dudosa.

Pakistán ha aumentado su arsenal nuclear a un ritmo nunca visto en los dos últimos años y está camino de convertirse en la cuarta potencia atómica, sólo por detrás de EE. UU., Rusia y China.

Estas son las últimas estimaciones de la inteligencia estadounidense, recogidas recientemente por The Washington Post.Revelaciones tanto más inquietantes por cuanto se contraponen a la grave inestabilidad del país, a la talibanización de partes de su territorio y al historial de proliferación nuclear de su ejército.


Abdul Qadeer Khan, el paquistanès creador de la bomba atòmica islàmica
i exportador de llur tecnologia a Iran, Líbia i Corea del Nord.
Condemnat i perdonat al Pakistan, on és un heroi.

Según estas filtraciones, Pakistán suma ya entre 95 y 110 ojivas nucleares desplegadas, dos decenas más que su rival, India. Pero, además, según varios expertos, cuenta con suficiente material nuclear para cuarenta o cien bombas adicionales. De este modo, puede haber superado al Reino Unido y está en camino de adelantar a Francia.

Dichas informaciones ponen en un nuevo aprieto a la Administración de Barack Obama a la hora de justificar la abultada ayuda militar a Pakistán, sólo superada por la que reciben Israel y Egipto. Sobre todo porque Obama predica una reducción global de los arsenales nucleares, todo lo contrario de lo que practica Islamabad. No es de extrañar que el principal asesor nuclear del presidente norteamericano, Gary Samore, criticara a Pakistán hace un par de meses por intentar bloquear la discusión del tratado de Reducción de Material Fisible.

Detrás de la escalada nuclear pakistaní está, como siempre, la percepción de amenaza india a su integridad territorial o incluso a su propia existencia, con la disputa por Cachemira como telón de fondo. El ejército de Pakistán es inferior al de India en lo que respecta a fuerzas terrestres y navales. India no sólo cuenta con siete veces más población, sino que tiene una economía boyante con la que modernizar su ejército y un mayor desarrollo tecnológico.

Cuando Indira Gandhi ordenó la primera prueba nuclear, en 1974, su homólogo Zulfiqar Ali Bhutto declaró que Pakistán también tendría la bomba, "aunque el pueblo tuviera que comer hierba". Faltó poco. Cuando en 1998 el gobierno indio del BJP realizó la segunda prueba nuclear, en cuestión de días Pakistán hizo lo propio. Si India detonó cinco artefactos, Pakistán detonó seis. En ambos lados de la frontera, estalló el júbilo entre las masas.

Hay elementos que ayudan a explicar las prisas nucleares pakistaníes (la política exterior y de defensa está fuera del control civil). La secretaria de Estado, Hillary Clinton, cuando era candidata presidencial, amagó con arrebatar a Pakistán - única potencia atómica musulmana-sus armas nucleares para evitar que cayeran en manos indeseables. E India, que tampoco ha firmado el tratado de No Proliferación, ha salido de la condición de paria nuclear gracias a Bush, de manera que puede adquirir combustible y tecnología nuclear.

Mientras en Europa las pesadillas nucleares pertenecen a la guerra fría, en el Subcontinente son de estricta actualidad. Así, el jefe del Estado Mayor indio se jactaba hace dos semanas de contar con unidades capaces de presentar batalla en entornos radiactivos, mientras que el jefe de la Marina prometía que antes de un año, gracias a la entrada en servicio del submarino Arihant, India se unirá al selecto grupo de países (EE. UU., Rusia, China e Israel) capaces de responder por tierra, mar y aire a un ataque nuclear.

El historiador Ramachandra Guha declaraba a La Vanguardia que "India ni siquiera debía plantearse ser una gran potencia", para evitar el destino de la URSS. Pero en Pakistán, el país de los puros,dentro de dos décadas el Estado musulmán más poblado, algunos se creen acreedores de una misión universal. Aunque haya que recurrir a la caridad internacional para evitar la bancarrota.

7-II-11, J.J. Baños, lavanguardia