´Jesulín se acerca´, Víctor-M. Amela

Anteanoche, récord de audiencia arrasador en Telecinco gracias a Belén Esteban sentada en el polígrafo (25%). Habrá quien entenderá que lo de Telecinco es un alarde de inteligencia para el mal. Es verdad... si entendemos que el mal consiste en ofrecerle al personal incesantes tentaciones de entretenimiento audiovisual mediante distracciones banales que apelen a nuestras pulsiones cotillas, a nuestras ansias de conflicto bien escenificado: pienso en el anunciado fichaje, por parte de Telecinco, del torero de capa caída Jesulín de Ubrique, cuya vida personal es un motor catódico de gran cilindrada. ¡Cuánta astucia por parte del capo de Telecinco, Paolo Vasile!: hasta ahora éste filón ha sido explotado por Belén Esteban, por su conexión biográfica con Jesulín de Ubrique, y ahora es el torero (y su esposa, la Campanario) el que también quiere sacar tajada. Pero quien ganará será Telecinco, gracias a las energías catódicas que liberará el hecho de acercar físicamente cátodo y ánodo del dinámico conflicto Belén-Jesulín: Telecinco parece que pagará dos millones de euros a Jesulín a cambio de grabarle un documental mientras practica caza mayor en África,más algunas intervenciones en otros foros de la cadena, y si Telecinco paga dos millones de euros es porque ha calculado que ganará algunos millones más con Jesulín en su pantalla. Razonamiento: si Telecinco calcula ganarlos es porque le consta que hay una mayoritaria masa crítica de telespectadores dispuestos a caer en la tentación de ver a Jesulín, así convertible en ventas de publicidad y, por ende, en beneficios económico. Una cadena de televisión comercial no piensa en hacer buenos (¿qué es "bueno"?) programas de televisión, sino en hacer los convenientes para atraer dinero. Cada día que pasa, Paolo Vasile parece empeñado en decirnos a los españoles: "Así sois, yo sólo acierto en daros lo que deseáis". Y, sí, acierta. Nos conoce. Incluido lo del cierre de CNN+: lo hemos lamentado muchos telespectadores..., perohan sido muchos más todavía los que han preferido ver actuar en su lugar a los niñatos de Gran Hermano.Así son las cosas. ¿Decepción? Es la realidad presente, así somos. De modo que, así, nos topamos con la siguiente disyuntiva: o democracia o despotismo ilustrado. En el ámbito televisivo gana la democracia, esa superstición de la estadística (Borges) que - bendita sea-será siempre el mal menor entre todos los males. Y lo será mientras no atente contra sí misma, mientras no decida autoboicotearse. Los que censuran la televisión o proponen censurarla más allá del código penal vigente, ¿no están atentando intelectualmente contra el más democrático de los sistemas? La virtud de la democracia consiste en que deja aflorar lo mejor y lo peor de cada uno... y la televisión es un espejo estadístico. Y las clavijas de afinación de una sociedad no están en la tele, están siempre -lo subrayaba ayer en TV3 el filósofo y pedagogo Gregori Luri- en el entorno familiar y en la escuela, que hoy parece haber tirado la toalla, puesto que se muestra incapaz de reparar los baches sociales. En fin, que la televisión, más que un generador de frío o calor, es un termómetro.

13-II-11, Víctor-M. Amela, lavanguardia