´Insostenible levedad´, Pilar Rahola

Y ahora las bombillas. Empiezo a creer que este gobierno ha fichado a aquel famoso inventor llamado Franz de Copenhague, cuyas ingeniosas ideas llenaban de color las páginas del TBO.O eso, o han leído a Milan Kundera en una tarde y se han empachado de "insostenible levedad", porque las respuestas que está dando a la crisis energética que se avecina han pasado de ser improvisadas a rozar el ridículo.

Que hay una crisis generalizada en el Magreb, la zona se vuelve inestable y en la frágil Libia hay una guerra en ciernes, y que todo ello nos toca de lleno en nuestra sostenibilidad energética, pues nada, a viajar a 110 y a cambiar las bombillas de la lámpara. Y no se les ocurre que vayamos en bicicleta y con luces de candil porque no les hemos dado tiempo. Pero ¿esto qué es? ¿Realmente creen que el Ejecutivo de un país puede dar una imagen de seriedad con tamañas iniciativas? ¿No tienen ninguna idea solvente, ni que sea a medio plazo? No parece, y eso es lo terrorífico, que en un sector clave para el futuro como es el energético, no hay proyecto, ni consenso, ni alternativas. Es decir, hay improvisación, partidismo y, como dice Cuní, repentismo. Pero, no resulta sorprendente que este Gobierno busque en el diván de las improvisaciones cualquier iniciativa llamativa para esconder que no tiene ni puñetera idea de qué hacer en un momento yun sector tan decisivos. Yno es sorprendente porque este mal no llora con los ojos de Zapatero, sino que lleva llorando desde que la transición nos hizo creer que habíamos entrado en la modernidad. España no ha sido capaz, en décadas de democracia, de cuajar un proyecto integral, consensuado y durable en tres sectores fundamentales: infraestructuras, agua y energía.

En el primer caso, lejos de tejer una red de comunicaciones que consolidara los ejes productivos, se dedicó a hacer alta velocidad para ir a la feria de Sevilla (abandonando a su suerte al corredor mediterráneo), dibujó un mapa centrípeto que iba de Madrid al cielo y después prometió el AVE a todo el mundo, que para eso existen los reinos de taifas. Uno de los países más pobres de la Unión, pero con la red de alta velocidad más chula de la ídem. En fin, Germà Bel ya dice todo lo que tiene que decir al respecto. Y después está lo del agua, un sector clave que, lejos de gozar de un sólido proyecto de futuro, acaba aterrizando en las peleas del trozo de río de cada cual. Pero de todo ello, lo energético es lo más grave, porque un país que no sabe cómo garantizará sus necesidades energéticas es un país condenado al infarto permanente. Ni uno de los presidentes ha sido capaz de asumir estos tres grandes retos desde una cierta altura de miras, y así hemos ido dando rienda suelta a los intereses mezquinos de cada momento. Lo de las bombillas es lo último y es toda una metáfora: donde no hay iluminación, hay iluminados.

6-III-11, Pilar Rahola, lavanguardia