tercer Gobierno provisional

El partido islamista tunecino Ennahda, legalizado el pasado uno de marzo, tan sólo mes y medio después de la revolución, tuvo ocasión ayer, día internacional de las Mujeres, de expresar su posición sobre temas muy sensibles como el uso del velo o el código legal.

Un alto responsable del grupo, Nuredin Bhiri, dijo que Ennahda pedirá al Ministerio de Educación que levante con urgencia la prohibición del velo islámico "en las escuelas, los liceos - institutos de secundaria-y las universidades". El uso del hiyab está prohibido en la función pública, lo cual Bhiri califica de "una gran injusticia".

La organización Ennahda estuvo prohibida durante veinte años y sus miembros fueron duramente reprimidos por el régimen de Ben Ali. Recién excarcelados, y subidos al carro de la revolución, no está claro todavía cuál va a ser el papel de los islamistas en la transición tunecina, que tiene un carácter claramente laico y civil.

El partido, según su portavoz, tampoco pretende que el país dé marcha atrás en aspectos tan básicos de la ley como el Código de Estatuto Personal, que desde 1956 prohíbe la poligamia y el repudio de la esposa. "Ennahda se atiene a los logros del Estado moderno", afirmó Nuredin Bhiri.

Túnez vive estos días pendiente de si las promesas del presidente en funciones, Fuad Mebaza, y del primer ministro interino, Beyi Said Esebsi, van en serio. Por lo pronto, el lunes se anunció la disolución de la policía política del régimen de Ben Ali, pero permanece el temor a la capacidad desestabilizadora de las antiguas fuerzas del orden benalistas, como los tres mil policías que se dijo que se han dado a la fuga.

La remodelación del gabinete que hizo Esebsi el pasado fin de semana ha dejado en sus puestos a los ministros de las carteras clave, Interior, Defensa y Exteriores, limitándose a sustituir a los dimisionarios de la semana anterior, que recogieron sus trastos inmediatamente después de que lo hiciera Mohamed Ganuchi.

Mebaza y Esebsi, los dos mandatarios transitorios, han hablado con buenas palabras, pero se trata del tercer gabinete provisional desde la caída de Ben Ali, y está obligado a funcionar hasta las elecciones a la Asamblea Constituyente del 24 de julio.

El poderoso sindicato UGTT se dice satisfecho de las decisiones tomadas hasta ahora, pero en él perviven dos sectores, el revolucionario y el colaboracionista. El pasado fin de semana, los jóvenes acampados en la casba se retiraron y dejaron limpia la plaza, pero están "dispuestos a regresar en cualquier momento". En la sociedad tunecina permanece una división entre los idealistas de la revolución, que temen que se les dé gato por liebre, y los realistas que ya tienen bastante con lo conseguido. Y ambos tienen capacidad para movilizar la calle.

9-III-11, F. Flores, lavanguardia