´Ciento treinta euros por cabeza y aņo´, Enric Juliana

"Los impuestos los pagan las personas, no los territorios". Seguro que el lector habrá oído esta frase en más de una ocasión. Probablemente en una tertulia radiofónica. En Madrid, los liberales de toda la vida - ustedes ya me entienden-sienten gran aprecio por este argumento, que ensalza la individualidad y empuja al discrepante al oscuro rincón del nacionalismo insolidario. "Los impuestos los pagan las personas, no los territorios". Pronúncienlo con altivez y obtendrán un buen retrato del moderno esencialismo español. Don Quijote y don Juan Tenorio en sólida aleación. Atrevimiento, obcecación y descaro. Un carácter fuerte que disfruta embistiendo.

Si sólo cuentan los individuos y no los territorios, ¿qué pasa con las ayudas y subvenciones europeas? En estricta aplicación de la nueva dogmática liberal,todos los españoles deberían recibir cada año un sobre con matasellos de Bruselas y ciento treinta euros en su interior (21.630 pesetas antes del 2001). Ciento treinta euros por cabeza y adiós inútiles reclamaciones territoriales que sólo sirven para exacerbar la insolidaridad, el localismo y la insania comunitarista. Ciento treinta euros al año.

La cifra no es inventada. La calcularon José Luis González Vallvé y Miguel ÁngelBenedicto, autores del libro La mayor operación de solidaridad de la historia con la gran excepción de la España de Franco-más Grecia y Turquía.

Tres planes Marshall han cimentado la democracia española. Así lo escribí el domingo pasado. En diversos comentarios a través de internet, algunos lectores se preguntaban sobre el sistema de cálculo que permitía alcanzar tan llamativa conclusión. Me he puesto en contacto con los autores de La mayor operación de solidaridad de la historia,y el señor González Vallvé - jefe de la Representación de la Comisión Europea en Madrid entre el 2003 y el 2009-me informa que se comparó la ayuda europea per cápita con la del Plan Marshall, distribuida estadísticamente entre unos doscientos millones de personas durante tres anualidades, a razón de unos 20 dólares por cabeza y año. Ponderando ambos cocientes con la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), un indicador que tiene en cuenta las variaciones de los precios y que evita los efectos ópticos de las oscilaciones monetarias, los autores del estudio llegaron a la conclusión de que España ha percibido desde 1986 el equivalente a tres planes Marshall. Y añaden que muy posiblemente se quedaron cortos, puesto que se reciben otro tipo de ayudas, además de los fondos regionales, especialmente las subvenciones FEOGA en el marco de los pagos compensatorios de la Política Agrícola Común (PAC).

Los fondos europeos no cesaron en el 2006. La cifra actualizada, según fuentes oficiales, supera los 140.000 millones de euros. Una cantidad colosal, que permite suscribir perfectamente la tesis de que España ha sido objeto de la mayor operación de solidaridad a un país desde el extranjero. La mayor de todas. Una masiva e inédita transferencia de dinero del todo imprescindible para entender la evolución sociopolítica de los últimos treinta años. Una aportación a chorro que explica el europeísmo de los españoles y que deja sin fundamento el dogma pretendidamente liberal de que los territorios no cuentan en las transferencias de esfuerzo fiscal.Que se lo pregunten a los alemanes.

Los territorios no pagan, pero cobrar, cobran, y algunos mucho, por razones de justicia y equidad que ni siquiera pueden ponerse en discusión - ¡treinta años después!-,so pena de excomunión y pública acusación de insolidaridad y connivencia con la extremista Liga Norte italiana (doctrina Felipe González-Carme Chacón después de la sentencia del Estatut de Catalunya). España ha edificado su verdad democrática con la ayuda de tres planes Marshall. Este es un dato clave para entender el confuso presente político. Un dato incómodo para el incorregible orgullo de los liberales de toda la vida que predican en Madrid. El viejo orgullo. Aquellos hidalgos del Siglo de Oro que esparcían las migas de su mendrugo sobre la pechera antes de salir a la calle. El orgullo. Esa aleación de Don Quijote y Juan Tenorio.

¿Tres planes Marshall a cambio de nada? Claro que no. España ha aportado más de 40 millones de consumidores al mercado común (potenciales clientes de la industria carolingia), sacrificó en 1986 parte de su potencial agrícola, y cada año paga su cuota a Bruselas, con un saldo presupuestario positivo (para el Estado español) que supera los cien mil millones de euros acumulados.

Ilustra esta página un mapa en el que cobran las personas. Las personas según el territorio en el que viven. (Atención lectores puntillosos: es una imperfecta aproximación que toma en cuenta los actuales datos de población). Mírenlo con atención, descubran las trampas que contiene -hay una muy significativa- y entenderán alguna cosa más del momento quevediano que vive España.

20-III-11, Enric Juliana, lavanguardia