el narcoPoder hace de México un Estado Fallido

Cuando el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis Blair, dijo en 2009 que la potencia corruptiva de los cárteles mexicanos y el incremento de su violencia impide al gobierno de Méxicoejercer su autoridad en varias zonas del país, en este lado del Río Grande se alzaron voces de indignación patriótica. Hoy, la expresión " Estado fallido" es moneda corriente en los medios de comunicación locales para describir las zonas del territorio nacional donde ningúnnivel de la administración puede garantizar ni vida ni propiedad. Ni siquiera el ejército, una de las pocas instituciones que goza de respeto ciudadano, ha podido resistirse a la corrupción.

La semana pasada, trece militares fueron detenidos mientras transportaban en vehículos oficiales una tonelada de droga sintéticacristal y 30 kilos de cocaína. En esas áreas, el crimen organizado impone su ley. Hay casos documentados en Coahuila y Durango del uso de edificios del gobierno local para el almacenamiento de seres humanos víctimas del tráfico de personas. En otros estados existen testimonios de la infiltración de los sistemas de contratación de obra públicapara lavar el dinero. En los municipios de Sinaloa, Chihuahua o Tamaulipas los clanes brindan a sus miembros cobertura de salud y educación.

En Michoacán se sabe de un cartel que provee servicios de internet. El control territorial y político se traduce en poder patrimonial para las mafias, que ya no tienen que gastar tanto dinero para protegerse en Méxicoy pueden destinar una mayor parte de sus recursos a la expansión internacional del negocio con tres propósitos básicos: dotarse de materia prima (Bolivia, Perú,India), establecer bases de distribución y transporte (Centroamérica,Venezuela, Ecuador, Guinea Ecuatorial) y estabilizar capitales (Bulgaria, Rumanía).

Como haría cualquier multinacional globalizada y competitiva, la confederación de grupos criminales de Sinaloa invierte fuertes sumas de dinero en innovación. Aunque en su caso, los recursos que destina a I+ D persiguen un solo objetivo: burlar el control de las autoridades en el proceso de transporte de droga a lo largo y ancho del planeta.

Segúnexplica el investigador Edgardo Buscaglia, la tecnología de comunicaciones de la organización que dirige Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, " está a niveles de gobierno de un país desarrollado", con una base de operaciones en el norte de Méxicodesde la que puede conocer vía GPS la ubicación exacta de cada uno de los cargamentos que tiene viajando por el mundo en cada momento.

El capo y sus socios han financiado la construcción de pequeños submarinos tripulados por vía satélitepara el envío de cocaína desde Colombia, además de la construcción de túnelescon las mejores especificaciones técnicasdel caso para el trasiego bajo tierra de mercancía ilegal en la frontera entre Méxicoy Estados Unidos. Aunque allí tambiénhan han hecho incursiones con versiones actualizadas de la muy arcaica catapulta para el lanzamiento de fardos desde un lado a otro de la línea divisoria.

Pero su aportación de mayor calado tecnológico está en la transformación de la cocaína. Mediante una serie de procesos químicos, los ingenieros y científicos que trabajan para el lado oscuro de la fuerza han logrado fusionar la droga con toda clase de materiales y tejidos, de manera que resulta prácticamente indetectable.

Más allá de los muertos está, siempre, el negocio. Al final de la hilera de cabezas; sobre los sicarios ahorcados en puentes peatonales gravita, invariablemente, el peso del dividendo. La letra del narcocorrido y la música de la balacera insuflan miedo y mística. Pero detrás de la parafernalia del terror y el balance semanal de bajas, lo único que importa es el billete. Decenas de miles de millones de dólares y su indomable poder de corrupción. Eso es lo que administran los carteles mexicanos de la droga, con el de Sinaloa al frente, convertido ya en la mayor multinacional del crimen en el continente americano y la tercera a nivel mundial, sólo por detrás de la mafia ruso-ucraniana y las tríadas chinas.

A juzgar por la cuenta de resultados, la gestión empresarial de los narcos mexicanos ha sido impecable. En el transcurso de la última década expandieron sus actividades a casi 50 países, multiplicaron su portafolio de delitos, fortalecieron su posición dominante como proveedores en el mercado de Estados Unidos - el más grande del mundo en consumo de estupefacientes-ampliaron el control territorial e institucional en México, impregnaron su economía de dinero sucio y destinaron fuertes inversiones a I+ D.

Internacionalización, diversificación e innovación. Receta ineludible, aunque no garantía de éxito, para toda industria con aspiraciones globales. Los barones de la droga y sus gerentes operativos aplicaron una versión adaptada con logros irrefutables. Según el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo de Naciones Unidas, los grupos criminales mexicanos han desbancado por completo a sus competidores colombianos y "dominan la oferta ilícita a granel y la distribución de cocaína, heroína y metanfetamina en Estados Unidos", donde el Departamento de Justicia certifica que de 2000 a 2010 también lograron que su cuota de mercado del alcaloide andino pasara del 55% al 90%, además de situarse como tercera potencia en la producción de opio.

Una década prodigiosa de rentabilidad que logró levantar un imperio económico en la sombra, corriendo en paralelo al colapso institucional del Estado mexicano. En un proceso similar al que vivió Rusia tras la caída del comunismo, los carteles ocuparon los espacios de poder que abrió la descentralización desordenada del gobierno federal, que ha provocado su debilitamiento y fragmentación. El final de régimen de partido hegemónico fue el principio de la conversión de los clanes tradicionales de la droga en holdings criminales, de ámbito mundial, dedicados a todos los delitos organizados tipificados por la ONU, con la excepción del tráfico de material radiactivo.

"La delincuencia organizada, que controla parcial o totalmente el 68% de los municipios de México, tiene infiltrados el 78% de los sectores del PIB nacional", afirma Edgardo Buscaglia, director del Centro de Derecho Internacional y Economía de la Universidad de Columbia, hub de investigación académica especializado en inteligencia financiera y criminalidad. Estado y sector privado penetrados a partes iguales. "Aquí hay un paraíso patrimonial, con una tasa de riesgo muy baja y tasas de retorno obscenas, que según el sector pueden llegar al 30% anual. Un país sin instituciones de fiscalización y control, que ha permitido al crimen organizado penetrar en infinidad de empresas que forman parte de las inversiones secundarias y terciarias de los oligopolios mexicanos protegidos políticamente", prosigue Buscaglia.

Las investigaciones que coordina, a partir de monitoreos en 107 países, indican que el lavado de dinero en México tiene predilección por los sectores inmobiliario, agropecuario, minero, farmacéutico y comercial minorista, así como las sociedades no reguladas de intermediación que financian el mercado hipotecario y las pymes. Pero, de acuerdo con las listas de fiscalización del Departamento del Tesoro de EE. UU. la actividad de blanqueo se extiende a lo largo y ancho de la economía e inunda empresas que van de la electrónica, la aviación civil y la genética, hasta las casas de cambio, la alimentación y los equipos de fútbol. Al mismo tiempo, los negocios de piratería del crimen organizado alimentan buena parte de la economía sumergida, que representa un tercio del PIB nacional.

El flujo total del dinero caliente que se incorpora al sector formal no está cuantificado y las estimaciones - desde 19.000 hasta 40.000 dólares anuales-están focalizadas en la droga. Sin embargo, los expertos hablan de hipotéticas cifras siderales, producto de la diversificación de los delitos. "Es un motor de expansión y de minimización de riesgos, con una gran disminución de costos operativos, que permite a los grupos criminales alcanzar economías de escala y dinámicas de integración vertical y horizontal", precisa Buscaglia.

Su equipo de análisis - que procesa información de testigos protegidos, expedientes judiciales, fuentes gubernamentales de inteligencia y trabajo de campo-ha detectado patrones de blanqueo "perfectamente calculados", con cinco o seis capas de transacciones nacionales e internacionales, antes de que los capitales se incorporen a la economía. Los recursos se estabilizan en México y, cuando ya forman parte de los activos de una empresa legal, se transfieren a destinos internacionales. Según el Departamento de Interior de EE. UU. no más del 50% del dinero sucio de la droga se recicla a través del sistema bancario mexicano; aunque la cifra más probable es un 25%. El resto, en cash,se usa para pagar a proveedores, sicarios, transportistas y a los 500.000 campesinos de este país que, de acuerdo al ex fiscal general adjunto de México, Samuel González, trabajan en la producción de marihuana y amapola. Porque en el origen, también, siempre está el billete.

13-III-11, E. Sabartés, lavanguardia