nucleares: lo hecho son los hechos (II)

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los operarios de Tepco han arrojado miles de toneladas de agua para enfriar los reactores. Sin embargo, esta acción ha inundado los edificios y las galerías subterráneas de agua contaminante y cuanto más líquido emplean, más crece la radiactividad. Si dejan de inyectarlo, aumenta la temperatura en los reactores, con el consiguiente peligro de que exploten y el desastre nuclear sea superior al de Chernóbil de 1986...

Mala noticia tras mala noticia. Los japoneses se fueron ayer a la cama con una nueva pesadilla. La empresa Tepco empezó a arrojar al mar miles de toneladas de agua radiactiva acumulada en las damnificadas instalaciones de la central nuclear de Fukushima. Los responsables de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón insisten en que la operación no entraña riesgo para la salud.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) acusó a Tepco de no tomar las medidas adecuadas para evitar el accidente en esa central atómica causado por el seísmo del 11 de marzo. Poco antes de las siete de la tarde, un portavoz de la Tokyo Electric Power (Tepco), con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, apareció en televisión. Pidió perdón por los daños causados a la población japonesa y anunció que una nueva operación contaminante iba a iniciarse pocos minutos después. "Hemos causado tanto daño y tanto sufrimiento a los habitantes de la región que somos incapaces de expresar la pena que sentimos de tener que imponer esta nueva carga", añadió.

El representante de Tepco se refería a la decisión adoptada pocas horas antes de verter al mar 11.500 toneladas de agua con un nivel de radiación relativamente bajo. Se estima que la concentración de sustancias contaminantes supera unas cien veces el límite legal, un nivel relativamente bajo en comparación con los fluidos que inundan el segundo reactor, cuyas radiactividad es 100.000 veces superior. El objetivo de esta operación es el de dejar espacio en los depósitos para almacenar el agua altamente radiactiva que inunda los edificios de los reactores 1, 2 y 3 y que impide a los operarios poder refrigerar estas unidades. La acción se desarrollará en dos tiempos. Primero se verterán 10.000 toneladas de agua contaminada de los reactores 1, 2, 3 y 4 durante dos díasymedio. De forma paralela, se arrojarán, durante cinco días, otras 1.500 toneladas de los depósitos y sótano de los reactores 5 y 6, los únicos que permanecen bajo control.

Las autoridades japonesas dieron luz verde a esta operación tras considerar que se trata de un mal menor. Los responsables de la Agencia de Seguridad Nuclear insistieron en que este vertido no entraña riesgos para la salud, según la agencia de noticias Kyodo. El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, en cambio, se limitó a justificar la operación. "No tenemos otra opción que la de arrojar esta agua contaminada al océano, como medida de seguridad", dijo en rueda de prensa, tras advertir a Tepco que deberá vigilar el impacto medioambiental. Los técnicos de esta empresa han adoptado la decisión para romper el círculo vicioso en el que se hallan tras más de veinte días de lucha intentando refrigerar los reactores averiados, tras el seísmo de grado 9 y el posterior tsunami del día 11 de marzo.

Desde esta fecha, los operarios de Tepco han arrojado miles de toneladas de agua para enfriar los reactores. Sin embargo, esta acción ha inundado los edificios y las galerías subterráneas de agua contaminante y cuanto más líquido emplean, más crece la radiactividad. Si dejan de inyectarlo, aumenta la temperatura en los reactores, con el consiguiente peligro de que exploten y el desastre nuclear sea superior al de Chernóbil de 1986. Pero desde Viena, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el nipón Yukiya Amano, criticó con dureza a Tepco.

La acusó de no haber adoptado las medidas necesarias para evitar el accidente. "En retrospectiva, las medidas tomadas por el operador no fueron suficientes para evitar este accidente", dijo Amano, que considera que los directivos de Tepco no quisieron asumir las enseñanzas del accidente nuclear que se produjo en el 2007 en su central de Kashiwazaki, en la prefectura de Niigata. En esta planta se produjo una fuga de agua contaminada, escapes de sustancias radiactivas y un incendio, tras un seísmo de 6,8 grados.

5-IV-11, I. Ambrós, lavanguardia