´El maltrato al ahorrador´, Màrius Carol

El Gobierno no está interesado en que los ciudadanos ahorren, al menos eso es lo que se deduce de las nuevas medidas para controlar la remuneración de depósitos. Los bancos o cajas que paguen por encima del 3,1% por depósitos a un año deberán duplicar su aportación al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). El Ministerio de Economía quiere atar en corto el sistema financiero y, como no le parece suficiente el endurecimiento de las provisiones por el inmobiliario, además de otros requerimientos sobre recursos propios que ha obligado a las cajas a buscar capital a la desesperada, ahora actúa sobre la política comercial de las entidades.

Las autoridades económicas españolas consideran que hay una guerra del pasivo por captar los recursos de los clientes, hasta el punto de que se ofrecen porcentajes por encima del mercado. El primero en cuestionar esta nueva vuelta de tuerca al sector financiero ha sido Isidre Fainé, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, quien pidió al Gobierno que tenga en cuenta los derechos de los ahorradores yde los pensionistas, que encuentran en los depósitos una forma de no perder dinero con una inflación del 3,6%. Pero son malos tiempos para la lírica y la microeconomía. A veces uno tiene la sensación de que Elena Salgado se siente como el director de la orquesta del Titanic que, aunque sabía que el barco hacía aguas, no estaba dispuesto a que su banda desafinase. En lo que sin duda es un extraño cóctel de sentido de responsabilidad y ensimismamiento.

Ahorrar en este país tiene mérito, más que recompensa. Estos supuestos superdepósitos se sitúan entre el 3,20% y el 4%, por lo que tampoco es para tirar cohetes, Además, el Estado retiene un mínimo del 19% sobre la rentabilidad, por lo que ni se recupera el valor del dinero. La realidad es que estos supuestos superdepósitos ofrecen rentabilidades menores que la superinflación que no consigue atajar el Gobierno. La competencia que suponía esta guerra era buena para todos. La rivalidad para captar ahorro ha sido uno de los factores de éxito del sistema financiero español, del que presume el presidente, que ha facilitado que algunas de las entidades españolas sean relevantes en el mundo. Con esta exigencia de aportar el doble al FGD, que cubre insolvencias, se encorsetará la sana competencia.

El ensayista inglés Samuel Johnson escribió que el hombre que sabe gastar y ahorrar es más feliz porque disfruta de ambas cosas. La crisis nos ha convertido en personas menos consumidoras y más ahorrativas, lo que resulta un acto de sentido común y una medida protectora. Seguramente somos menos felices porque no gastamos lo que nos gustaría. Y ahora, encima, el Gobierno contribuye a nuestra infelicidad limitando la rentabilidad de los depósitos. Lo que está claro es que no ahorramos para disgustos.

17-IV-11, Màrius Carol, lavanguardia