Canadá, tierra de cultura política realmente liberal

los anglófonos de Quebec son más bilingües que los francófonos...
Harper, que el lunes obtuvo la mayoría absoluta, impulsó tras llegar al poder en el 2006 el reconocimiento de Quebec como nación. Y ha invitado a Quebec a la delegación canadiense en la Unesco. Durante la campaña, los candidatos hablaban francés durante una parte de los mítines, aunque estuviesen en el Canadá anglófono...

el 2 de mayo, el nacionalismo sufrió una de las peores derrotas de su historia. El Bloque Quebequés, representante del soberanismo en la Cámara de los Comunes, sólo consiguió cuatro escaños en las elecciones federales. En el 2008 había obtenido 49. Es temerario deducir que Quebec no quiere saber nada del soberanismo. En las próximas elecciones provinciales todo puede cambiar. Pero el hundimiento desborda las previsiones.

"Hay una cierta sensación de fatiga", decía días antes Jack Jedwab, director ejecutivo de la Asociación de Estudios Canadienses, con sede en Montreal. "El matrimonio dura 145 años. ¿Hay amor en la pareja? No. Pero no todos los matrimonios deben estar enamorados. También hay una parte práctica, cómoda, conveniente".

Chantal Hébert habla en el ensayo French kiss - una crónica del idilio entre el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, y el nacionalismo quebequés-de "la muerte de la política identitaria".

Después de 1995, escribe Hébert, "la mayoría de los quebequeses dejó de creer que apoyar la soberanía era esencial para garantizar el futuro de la lengua francesa en América del Norte".

El historiador Éric Bédard es nacionalista y conservador. Una rara avis: en Quebec el nacionalismo se ha asociado a la izquierda. El temor de Bédard es que, como ocurrió el lunes, el eje izquierda-derecha acabe sustituyendo el eje soberanismo-federalismo.

Gagnon constata una "periferización" de Quebec. Hasta hace unos años, era el centro económico y político de Canadá. Los primeros ministros que forjaron el Canadá actual fueron quebequeses. El desplazamiento del centro de gravedad canadiense hacia el oeste ha sido paralelo a una disminución del peso de Quebec. A esto se añade lo que los nacionalistas consideran una erosión permanente de sus competencias, y la incomprensión por parte del resto de los canadienses.

"Quebec forma parte de Canadá. Punto. En el pasado fueron maltratados. Ya no. Y no sobrevivirían solos", dijo, antes de empezar un mitin del Partido Liberal en Toronto, Charles Guidaitis, un militante de 61 años. La opinión de Gudaitis no es excepcional.

Los soberanistas reclaman, entre otras cosas, competencias plenas en materia de inmigración y, por ejemplo, que tres de los nueve jueces del Tribunal Supremo vengan de Quebec.

Harper, que el lunes obtuvo la mayoría absoluta, impulsó tras llegar al poder en el 2006 el reconocimiento de Quebec como nación. Y ha invitado a Quebec a la delegación canadiense en la Unesco. Durante la campaña, los candidatos hablaban francés durante una parte de los mítines, aunque estuviesen en el Canadá anglófono.

Este país, que lleva el respeto de las minorías en sus genes, es un banco de pruebas. Como escribió hace años el intelectual Michael Ignatieff, el candidato derrotado del Partido Liberal en las últimas elecciones, "si el federalismo no puede funcionar en Canadá, no puede funcionar en ningún otro lugar".

Analistas quebequeses como el anglófono Jack Jedwab creen que los jóvenes no están tan comprometidos con la independencia como en los años noventa. "Esto ya se decía en el 95", replica el historiador Éric Bédard, que en el año del último referéndum lideraba las juventudes independentistas. El politólogo Alain-G. Gagnon sostiene que los jóvenes quebequeses del 2011 "han resuelto la cuestión identitaria, ya han roto con Canadá". No son provincianos, ni nacionalistas cerriles. Sus referentes, dice, son Quebec y el mundo, sin pasar por Canadá. Son lo que algunos llaman "cosmopolitas con raíces". La conversación con Bédard tiene lugar en la calle Saint-Denis de Montreal: territorio francófono. La conversación con Gagnon, en Westmout: territorio anglófono, pero donde el bilingüismo se impone. Cerca del ochenta por ciento de los quebequeses son francófonos: el diez por ciento son anglófonos. Pero los anglófonos de Quebec son más bilingües que los francófonos.

8-V-11, M. Bassets, lavanguardia