ŽEl dilema Bin LadenŽ, Jordi Graupera

Abbottabad ha mostrado las diferentes ideas de democracia de los Estados Unidos y Europa. La prensa y los líderes políticos norteamericanos no han cuestionado ni una vez la conveniencia de enviar a 79 soldados a matar a Bin Laden. En cambio, en Europa, especialmente en España, se ha enfatizado el dilema ético detrás de la decisión de mandar a 79 empleados del gobierno a matar a una persona.

En Europa hay una serie de cuestiones que están fuera del debate democrático, la pena de muerte, por ejemplo; mientras que en EE. UU. lo que está prohibido es limitar las cuestiones que pueden debatirse en público - la apología de la violencia, así, es perfectamente legal. Esto es: en España está prohibido quemar la bandera; en EE. UU. no. En España una portada sardónica sobre el rey tiene problemas; en Nueva York, en el escaparate de un sexshop de la 7. ª Avenida hay una muñeco de Obama con un falo erecto que si le das cuerda se masturba (10 dólares). En España, el TC ha tenido que maniobrar políticamente para cambiar la decisión del Supremo de ilegalizar Bildu; en EE. UU. existe el American Nazy Party, (con Twitter: @ ANP14).

Tras esta diferencia hay dos concepciones de la persona. La democracia americana presupone que el hombre es imperfecto y el poderoso corrupto. La democracia es el sistema que evita que la imperfección de uno se imponga a la de los demás. Cada persona es libre de pensar y defender el país, la familia y la vida como quiera: es el reino de su moral. El precio es que sus gobernantes están exentos de gobernar desde la ética: es el reino de la política. Obama se presentó a las elecciones diciendo que si hacía falta entraría en Pakistán ilegalmente para matar a Bin Laden. Una vez elegido la única ética profesional exigible era que cumpliera la promesa.

En cambio, la democracia europea presupone que cada persona tiene una "esencia digna" que el estado tiene que proteger, incluso de uno mismo. Esta "dignidad esencial" es el hombre en su perfección. La historia, la cultura y la necesidad económica la han corrompido, y el estado debe corregirlo. Por eso la UE es un mega-estado sin control democrático que decide las cosas importantes, las que no entran en el debate electoral.

Europa se escandaliza por Bin Laden, pero se niega a debatir sobre el mal menor, como en los Balcanes. España se escandaliza, pero es el país de los GAL y Mr. X. Hemos tardado años en hablar de inmigración cuando, según el Avui, la CIA y sus equivalentes marroquíes, pakistaníes, israelíes e indios tienen sede en Barcelona para controlar la ebullición islamista. Están locos estos americanos, pero en Europa, especialmente en España, ha aparecido el dilema ético como quien está acostumbrado a que le laven la ropa sucia y no se lo hagan saber.

14-V-11, Jordi Graupera, lavanguardia