´Relativismo moral´, X. Bru de Sala

Relativismo moral

Me temo que haremos pocas migas, muchas menos que con su antecesor, con un Papa que fundamenta su trabajo en la viña -no sólo en la del Señor, sino en la de todos- en atizarle al relativismo moral. Si usted, lector o lectora, es de los que creen que el bien y el mal son absolutos, ya tiene líder. Si cree en cambio en algo mucho más humano y humilde, en los matices de la intencionalidad, en el aprieto de las circunstancias, en la incertidumbre de las acciones humanes, estará de acuerdo con muchos católicos, es muy probable que con la mayoría, que reciben a Benedicto XVI con tanta prevención como aplausos obtiene de los movimientos que tiran de Roma hacia posiciones extremas.

Las reacciones que he oído en estos días lo consideran el peor de los posibles. Un amigo que, en cambio defendía a Ratzinger, proclamaba, siguiendo su estela argumental, "ya estoy harto de relativismo". Bueno, bueno, eso habría que pensarlo dos veces. ¿Qué pretenden hacer los que militan contra el relativismo con los que creemos que el alma del diablo está hecha de absoluto? Según tengo entendido, el relativismoe s consubstancial con el pluralismo, y el pluralismo con la democracia. Como soy relativista, no pienso hacer nada contra los antirrelativistas, a no ser protegerme, y advertir a muchos de ustedes, de una persecución contra sus convicciones morales, su manera de vivir, y hasta la separación de poderes, que empezó dos días antes de que su máximo instigador fuera elegido como sumo pontífice (título que ya ornaba la cabeza de los césares). Ellos en cambio, los que siguen proclamando que fuera de su magisterio no hay salvación, sí que van a actuar, y sin el menor recato, contra el relativismo, la autonomía del individuo y su corolario y protector, el pluralismo democrático. Con los siglos que ha costado encontrar una organización social respetuosa con todas las creencias y adscripciones que a su vez respetaran las normas comunes, para que, a estas alturas de la ola neoconservadora, la jerarquía católica se vuelva contra lo que Juan XXIII aceptó y reconoció.

No se engañen, no crean que sólo hay fragor mediático y carcundia inofensiva. El extremismo de derechas está en campaña. El apogeo, anterior al declive -que también llegará- está aún por venir. Hasta la caída del muro, el doctrinarismo y el sectarismo eran patrimonio de la izquierda. Ahora, las tornas han cambiado y otros son los que galopan a caballo de sus proclamadas seguridades y verdades que no admiten otras de diferentes, tan dignas como las suyas y quizá mejores para el bienestar, también espiritual, de la humanidad. El Papa Ratzinger es que no se va andar con los remilgos de Wojtyla, en el fondo un polaco, fruto de una amarga historia. Ahora, el Vaticano no tendrá divisiones, tendrá Panzers. Si creen que la bondad está reñida con cualquier absoluto, pónganse a cubierto.

Del Fot-li, que som catalans,un aforismo contundente de Palol, "Las religiones son sistemas de compensación de las injusticias del mundo, pero pensadas para consolar a los que las perpetran, no para compensar a quienes las sufren". Casi todos los miembros y colaboradores de la Iglesia que conozco, han dedicado energías a paliar la injusticia y el sufrimiento de los demás sin recetarios morales, sin meterse en conciencias ajenas. Esto, el nuevo Papa no lo admite.

lavanguardia, 23-IV-05