retroceso en la política cultural brasileña

Borrón (digital) y cuenta nueva. Donde dije digo (creative commons) digo Diego (copyright). Si el músico Gilberto Gil se ganó el apellido de ministro hacker, tras su paso por el ministerio de Cultura entre 2003 y 2008, la nueva titular de la cartera tiene un nuevo apodo: la ministra autista. Desde que Ana Buarque de Hollanda - hermana del compositor Chico Buarque-tomase las riendas del poder cultural en Brasilia, la polémica sobre su gestión no para de crecer. Primero, retiró la licencia creative commons de la web del ministerio de Cultura. Después, anunció que va a modificar la Ley de Derechos Autorales que fue moldeada por su antedecesor, Juca Ferreira. Ahora, los derechos de autor ya no serán discutidos por toda la sociedad, si no por técnicos de entidades vinculadas a la Oficina Central de Recaudación y Distribución, equivalente a la SGAE española. Y la gota que colmó el vaso fue la polémica alrededor del sociólogo Emir Sader, que fue vetado de la dirección de la Fundação Casa de Rui Barbosa cuando llamó de "autista" a la ministra.

De poco sirvió una carta que representantes de la sociedad civil y del mundo de la cultura enviaran a Dilma Rousseff, nueva presidente de Brasil, a finales de diciembre de 2010. La carta daba la bienvenida a Ana Buarque de Hollanda, "primera mujer en el cargo". Pero recordaba punto por punto la marca Brasil en cuanto a cultura adquirida desde la llegada de Lula al poder. Además, la carta mencionaba que Brasil había sido el impulsor de los Puntos de Culturas - puntos de libre acceso a Internet en todas las esquinas del país. El propio Gilberto Gil, en un acto de coherencia, retiró el copyright de buena parte de su obra e incentivo, por ejemplo, que los asistentes a sus conciertos grabasen y distribuyesen el contenido de sus recitales.

Ana Buarque, acusada de representar a la élite cultural, ha manifestado su intención de reducir su apoyo a los Puentes de Cultura, esgrimiendo una reducción del presupuesto del ministerio. El anuncio provocó, además de una avalancha de críticas, que representantes de los Puentes de Cultura de São Paulo, invadiesen la sede del ministerio de Cultura.

El asunto más mediático (y polémico) del año cultural de Brasil, la subvención al blog de la cantante María Bethania, paradójicamente, no ha tenido que ver directamente con la gestión de Ana Buarque. La polémica estalló cuando se hizo público que Maria Bethania, gracias a la ley Roanet de incentivo cultural, va a recibir 1,3 millones de reales (567 mil euros) para que el director de cine Andrucha Waddington la grabe recitando una poesía cada día. El ciberespacio brasileño estalló cuando la ministra la ministra afirmó que estaba de acuerdo.

16-V-11, B. Gutiérrez, lavanguardia