´Nos prefieren sexis´, Laura Freixas

Estoy tan estupefacta, que no sé ni por dónde empezar. Bien, esta es la noticia: la Federación internacional de Baloncesto (FIBA) ha decidido que las jugadoras de ese deporte tienen que llevar, de ahora en adelante, ropa "más estrecha, siguiendo las curvas" (sic), shorts más cortos y ceñidos (re-sic) y camisetas "que enseñen los hombros" (requete-sic). Por supuesto, tal como ha tenido a bien aclarar don José Luis Sáez, presidente de la Federación Española, en todo ello "no hay ninguna clave sexista". Claro, por favor, ¡sexista!, ¿a quién se le ocurre? (las malpensadas de siempre). No, no; de sexista, nada: se trata solamente -explica el director general de la FIBA europea, don Patrick Bauman-, de "mantener la comodidad, pero haciéndola más femenina". ¿Y quién define qué es lo femenino? Los caballeros, naturalmente. Prosigue el señor Bauman: "Son grandes atletas, pero también bellas atletas, por lo que no hay motivo para no mostrarlo". ¿Y los atletas masculinos, entonces? ¿Por qué no se visten más sexis?... Será que los señores se encuentran tan a gusto en su papel tradicional de protagonistas, de sujetos, con la mujer como objeto -de contemplación, de deseo, como accesorio, mujer-de, chica-para-todo y nota de color-, que les da mucha pereza pensar. Con lo cómodo que es seguir disfrutando en exclusiva del poder, y justificarlo con algún piropo: ¡sois tan bellas!...

Algo parecido pasa en otros ámbitos: como por casualidad, los señores, que no en vano tienen la sartén por el mango, cuando han de elegir a una mujer para una película, un telediario, un ministerio…, la escogen joven y mona. Y algunas, claro, juegan el juego: se pintan, se ponen ropa ceñida, apuestan por su imagen más que por su trabajo… ¿Qué alternativa tienen? Sospechan, y sospechan bien, que yendo de serias no van a llegar muy lejos. Yendo de monas-y-tontas, tampoco, pero de eso no se darán cuenta hasta que sea demasiado tarde, cuando sus colegas varones hayan avanzado mucho más en su carrera (sin necesidad de lucir sus encantos) y a ellas, la juventud se les haya curado con los años. Claro que aunque todo eso lo vean claro desde antes, tampoco les va a servir de mucho: la Asociación de Jugadoras de Baloncesto ha protestado airadamente contra la decisión de la FIBA, y la FIBA no les ha hecho ni caso.

9-VI-11, Laura Freixas, lavanguardia