´Un escenario emergente´, Juan Luis Suárez de Vivero

La épica polar se ha identificado particularmente con la búsqueda del mítico paso del Noroeste. Esta ruta conecta los océanos Pacífico y Atlántico a través del estrecho de Bering bordeando las costas de América del Norte. El calentamiento global (el hielo de verano está ahora al 50% del de 1950), junto con los avances tecnológicos de la navegación y la crisis energética, está transformando la geografía de la región ártica y el paso del Noroeste constituye ahora una más de las rutas posibles que atraviesan el océano más septentrional, junto con el homónimo paso del Nordeste, la ruta marina del norte (NSR en sus siglas en inglés), y la futura ruta central del Ártico.

Habrá que esperar todavía unas décadas para que la navegación polar cambie la geoestrategia global y estas nuevas rutas no sólo sean practicables estacionalmente y de forma fragmentada, sino rentables comercialmente y, por tanto, constituyan una alternativa a Suez y Panamá: la NSR reduce un 40% el recorrido entre Europa del norte y el nordeste de Asia. Este hecho, además de transformar el comercio mundial, permitirá la salida de los hidrocarburos extraídos en el Ártico.Se estima que en la región se localizan el 25% de las reservas mundiales sin explotar, la mayor parte en el Árticoruso.

La puesta en valor de la región ártica (30 millones de km ² ) , ocupada por una masa oceánica de 14 millones de km ² y habitada por tan sólo cuatro millones de habitantes explica el proceso de territorialización de este océano: de esos 14 millones de km ² , casi 11 están reclamados como zonas económicas exclusivas de los estados ribereños (Dinamarca , Islandia, Noruega, Canadá, EE. UU., Rusia); restan algo más de 3 millones de km ² bajo el régimen jurídico de la alta mar (aguas de acceso libre), pero su lecho y subsuelo están siendo reclamados como parte de la plataforma continental extendida por algunos estados: hasta ahora por Rusia (2001), Noruega (2006), Islandia (2009) y Dinamarca-Feroe (2009).

Este nuevo escenario geoestratégico - que puede ya intuirse como una alternativa a otros escenarios ligados a la energía y el comercio internacional (Oriente Medio)-requiere una estructura de gobernanza (ya existe un Consejo Ártico,1996) que regule elementos tan vitales, incluyendo el medio ambiente; de ahí la creciente emergencia de políticas árticas (Canadá, EE. UU., Noruega, Islandia) y la toma de posición de la UE dando prioridad a su política de dimensión septentrional (2008).

 

  J. L. SUÁREZ DE VIVERO ,catedrático de Geografía Humana, Universidad de Sevilla. vivero@ us. es, 26-VI-11, lavanguardia