España cañí -10: esterilización de emprendedores

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Soy empresario

JOAN HOMS RIVERA  - Cerdanyola del Vallès
Soy empresario, es vocacional, lo soy desde 1990 y quiero manifestar que he agotado las fuerzas, que intento crear empresa, empleo, tirar del carro como piden nuestros políticos, pero cada día me cuesta más. Expongo algunos ejemplos del día a día de mi relación con la administración, donde relato el resultado y aventuro una posible solución:

Día 1: Ayuntamiento de Cerdanyola. Quiero hacer una consulta urbanística, tardan quince días en darme hora, y cuando me la dan lo hacen para un miércoles y yo estoy fuera de viaje. Pido por favor que sea otro día de la semana, pero no, la persona que tiene que atenderme está muy ocupada y solo recibe los miércoles (en urbanismo, esto debe ser un chiste a día de hoy). Resultado: pérdida de tres semanas en el inicio de un posible proyecto. Solución: horario continuo de atención al público con o sin cita previa.

Día 2: Contrato una persona en prácticas. Mi gestor tiene que ir dos veces a la Tesorería de la Seguridad Social porque no basta con llevar la Escritura de Poderes, la de Constitución, etcétera. Al funcionario se le ocurre pedir también que acreditemos quiénes somos y en qué porcentaje los accionistas ¿? Resultado: pérdida de dos mañanas en gestiones. Solución: presentación telemática de contratos y documentación.

Día 3: La empresa cambió el domicilio social el año pasado y realizamos la escritura de cambio de domicilio, con inscripción en el Registro Mercantil y notificación a la Agencia Tributaria. Tenemos un vehículo y, de forma indirecta llega a la empresa una multa del triple de la inicial, por no comunicar el nombre del conductor del vehículo en tiempo y forma. Ninguna carta ha llegado a nuestro domicilio actual, pero resulta que en Tráfico tienen un registro de vehículos que no tiene ninguna interacción con ningún otro registro de la Administración, nada se puede hacer sobre este hecho. Eso sí, en caso de impago de esta multa, no tengo ninguna duda que nos encontrarán para el correspondiente embargo. Resultado: pierde un tiempo precioso en hacer un recurso (derecho al pataleo) y acaba pagando la sanción sí o sí. Solución: registro único para todas las administraciones.

Día 4: Administramos una empresa que tiene unos pisos en alquiler y estamos acogidos a una bonificación del 85 por cierto en el impuesto de sociedades aplicable a las empresas que tienen un mínimo de diez pisos. Pues bien, llega un escrito de la Agencia Tributaria por el que se nos dice que no tenemos derecho a esta bonificación aplicada en el 2009 porque según una interpretación de la Dirección General de Tributos, para tener derecho a esta bonificación tenemos que tener una local afecto exclusivamente a esta actividad y una persona en nómina. ¿De verdad se piensan que para administrar diez pisos hace falta esta estructura? Esto sí que es tergiversar el espíritu de una ley. Resultado: toda una mañana dedicada al estudio del tema y presentación de recurso, eso sí, previo pago. La administración no admite espera. Solución: más lógica y menos afán recaudatorio.

Día 5, 6, etcétera, etcétera. La verdad es que podría seguir y seguir, pero yo mismo siento cansancio de tanta queja. Si analizo estos hechos, debo reconocer que siempre han existido, pero por lo menos antes el negocio daba alguna alegría que enmascaraba todo este conjunto de despropósitos. A quien corresponda, le ruego tome nota.

Mi socio

MARIA MUÑOZ GARCÍA  - Barcelona
Tengo un socio en mi empresa con el que mantengo una relación extraña. Llevo 20 años dándole el 25% de beneficios sin rechistar. Pese a que no invirtió ni un euro en mi empresa ni se ha pasado nunca por ella ni me ha apoyado en los momentos difíciles. Hasta el mes pasado, tenía el detalle de aplazarme alguno de los pagos pero ahora, en el mejor de los momentos (cuando parece que conseguimos lentamente ir saliendo de la crisis) ha decidido que se acabó. Ya no me aplaza nada. Yno sólo eso, en la misma carta en que me dice que no me aplaza como hasta ahora, me "sanciona" con un 20% de recargo sin posibilidad de reclamar, ni negociar. ¡Un 20%! He de decir que mi socio, además, es cliente de mis clientes y a ellos les paga a 180 días, incumpliendo la ley, y eso cuando lo hace.

A estas alturas deben estar pensando que estoy siendo extorsionado por algún tipo de mafia calabresa. Pero los empresarios que me lean sabrán que, simplemente, estoy hablando de Hacienda. ¡Gracias, socio!

10-VII-11, cartasdeloslectores/lavanguardia