´Amor al prójimo´, Joan-Pere Viladecans

En verano no sólo se reblandece el asfalto. Nos ablandamos todos. O casi todos. Uno mismo. Aquel también. Será el calor que molifica las articulaciones y relaja las glándulas emotivas. Y abre las puertas a la ternura y a la ensoñación. A lo melifluo. A la intrascendente melancolía. Y porque es verano, olvidemos la retranca anarcoibérica, lo soez, el chiste montaraz, el garabato en el urinario público, el comentario tabernario… que sería lo suyo, para mirar, con piedad y cierta bondad, una anciana reliquia de nuestra pequeña historia. Y pongamos el caso de que somos personas de fiar. Buena gente. Bienpensados. A veces resulta gratificante ser ingenuo. Pues, ahí vamos: "En diciembre de 1840 se autorizaba la creación - merced a una especialísima dispensa del obispo de Andalucía-del Cuerpo de Pajilleras del Hospicio de San Juan de Dios de Málaga". El éxito fue total. Y la idea proliferó por toda la península en distintas asociaciones. Las Pajilleras del Socorro de Huelva. Las esclavas de la Pajilla del Corazón de María. El Cuerpo de Pajilleras de La Reina… Se trataba de aligerar a los soldados hospitalizados del mal talante de la guerra y de los embates de la testosterona. Al núcleo fundacional de las monjitas se le sumaron voluntarias de muy diversas procedencias, solícitas a prestar tan abnegado servicio. Manteniendo el anonimato, embozadas en un estricto uniforme, y ocultando sus geometrías femeninas, ejercían a diario su acción altruista.Un goce místico. Una pasión sin veneno. Un acto de amor sin intercambio. Una asepsia estrictamente funcional. La biología superpuesta al erotismo, que sería como decir el arte arrastrándose ante la ciencia. Y sin duda un estímulo para la imaginación de los beneficiados. ¿Quiénes serían tan inefables damas? ¿Aristócratas, trabajadoras, marquesas, amas de casa…? Señoras de maternal buena fe. Tiempos aquellos en que era mucho peor defraudar a un santo o a un obispo que tomarse algunas libertades con la ley y el orden. ¡Iberia, siempreIberia! La historia es falsa. Una invención. Una exageración poética. Pero es una metáfora tierna, veraniega, del amor al prójimo. La evocación de una España por desbravar. ¿Aún lo es? A menudo lo parece. La mentira enfrentada a la verdad. La magia de los extremos.

29-VII-11, Joan-Pere Viladecans, pintor, lavanguardia

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