´Las mafias surgen a partir de la prohibición´, Juan Gabriel Vásquez

El narcotráfico ha irrumpido en la vida de novelista de Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) con la misma furia con que irrumpió en su adolescencia, cuando era difícil pasearse por Bogotá sin que la onda expansiva de ninguna bomba le afectara a uno. El ruido de las cosas al caer, la novela con que este autor afincado en Barcelona desde 1999 ha ganado el último premio Alfaguara, dotado con 123.383 euros, habla de eso, de la violencia que cualquiera asocia inconscientemente a la palabra Colombia. "La primera imagen de la novela es un recuerdo real -explica, sentado en la cafetería de un hotel del paseo de Gràcia- de cuando yo estudiaba Derecho, me aburría mortalmente y me escapaba a un centro cultural, donde se podía oír poesía con unos cascos. Ahí, mientras oía versos, el hombre que había enfrente mío, de unos 50 años, empezó a llorar como yo nunca había visto llorar a un adulto. Y esa es la imagen que me persiguió. ¿Quién sería el personaje que andaba metido en un lío? Me pasé un año averiguando cosas sobre él, dibujé un sicario con larga historia, pero no conseguía saber de qué iba la novela. Yo me fui de Colombia en 1996 y nunca había conseguido escribir sobre eso pero, cuando hace dos años mataron a balazos al hipopótamo que había pertenecido a Pablo Escobar, huido de su antiguo zoológico privado, se desbloqueó de golpe toda mi memoria de lo que fue crecer en Bogotá en la época difícil, la de las bombas y los asesinatos políticos. Ahí entendí que iba a hacer una novela generacional, de los que nacimos con el negocio, con la guerra, la ilegalización, Nixon, la DEA y todo lo que implicó". Por ello es su obra más autobiográfica: "Al narrador, Antonio Yammara, lo azoté con víctimas que yo conocí, estudié en la misma universidad que él, y perdí mucho tiempo en los billares del alrededor, como él".



Vásquez -como han hecho recientemente Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa- defiende la legalización de las drogas y sitúa la persecución decretada contra ellas por Nixon como el origen de todos los males que sufre hoy Colombia. "El consumo siempre ha existido, pero no siempre hubo mafias ni violencia, eso es producto de la prohibición, como sucedió en EE. UU. en la época de la ilegalización del alcohol. Las mafias colombianas surgen a partir de 1970, cuando el congreso de EE. UU. prohibió la marihuana y, poco después, Nixon decretó la guerra al narcotráfico y creó la DEA, el año en que yo nací. Era una época de profunda hipocresía y puritanismo. Para mí -que en la vida he visto una raya de coca -el consumo de drogas es una cuestión de responsabilidad individual, el estado no puede inmiscuirse en lo que uno se mete en su cuerpo. Un problema grave de salud pública no debería serlo de orden público, se vuelve criminal cuando lo prohíben y provocan así una subida espectacular del precio, y por tanto una rentabilidad enorme que se defiende a punta de pistola".



El ruido de las cosas al caer afronta la violencia desde una determinada perspectiva: "Hay un aspecto comprobable: el número de muertos, los atentados, el archivo de los telediarios, pero en ninguna parte constan las emociones de la gente que pasó por aquello. Ahí entra el novelista, para mostrar el impacto psicológico del narcotráfico". Mezclado, por ejemplo, con experiencias como la paternidad, "vivida como miedo, la ansiedad que nos genera no poder proteger a la gente que queremos. Es un tema del libro: la vulnerabilidad, la amenaza constante del mundo. Por ello, es una novela post-11-S".

Aunque hay bastante acción, la voz del narrador es reflexiva, pausada. "Es muy intimista, deja constancia de unas emociones. Se ha escrito mucho sobre esto desde un punto de vista externo, hay mucha narconovela barata, mucho thriller tonto... A mí me interesaba la visión desde adentro, del alma".



No hay malos ni buenos, Vásquez no mitifica la cultura del narcotráfico ni la de la autoridad, sino que refleja una situación caótica. "La ética del novelista te prohíbe condenar moralmente a nadie. El género te pone antídotos, la novela es el terreno de la ambigüedad, neutraliza tus opiniones de ciudadano. Yo quería entender cómo fue que nació el negocio. Ver la diferencia entre aquellos primeros narcotraficantes, unos contrabandistas casi inocentes y artesanales, y la distancia enorme que les separa de las mafias criminales de Pablo Escobar y compañía".

Vásquez ha escrito, además de relatos y ensayos, otras dos novelas: Los informantes irracional-de todo aquello que tuviera rastro de alemán en el país; e Historia secreta de Costaguana (2007), centrada en el encuentro de un colombiano con el escritor Joseph Conrad. Reconoce que El ruido de las cosas al caer presenta una estructura más sencilla que otras obras suyas. "Es más directa, no requiere tantas vueltas de tuerca. Logré hacer las mismas cosas con más economía de medios, en menos páginas. Mi fetiche es El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, que tiene 150 páginas, pero sientes que has leído una historia de 300. Quería tratar de hacer eso. Gatsby, por cierto, se hace rico con la prohibición del alcohol, comerciando con eso", sonríe, antes de emprender un nuevo episodio de la agotadora gira por toda Latinoamérica a la que le obliga su premio.

28-VIII-11, X. Ayén, lavanguardia