´Repsol y el pelotari´, Antoni Puigverd

Nuevas aventuras de Luis del Rivero, dueño de Sacyr. Héroe de la cultura del pelotazo, posee el 20% de Repsol sin haber arriesgado un solo euro. Consiguió financiar la formidable operación con el aval de su constructora. Lo hizo en los tiempos del ladrillo de oro. Si quieren ganar dinero a lo grande - insinuó en un foro de empresarios-,dejen de invertir en la industria. Pongan en riesgo sus empresas para financiar operaciones de altos vuelos.

Como en la fábula de la cigarra y la hormiga, llegó el invierno de la crisis y la constructora Sacyr tembló. Aquel 20% por ciento de Repsol, sin embargo, era un gran seguro. Para contener el derrumbe de la constructora, el Gobierno tuvo que tomar cartas en el asunto. Había que vender aquel 20% a un buen postor. Casi entraron los rusos de Lukoil, los indios (Essar) y los chinos (Sinopec), todos ellos, por supuesto, rivales estratégicos de España en la insomne competición por el cada vez más escaso petróleo. Para salvar a aquel pelotari de las finanzas, había que entregar un sector estratégico.

Al final Del Rivero se alió con Pemex (que ha aumentado hasta el 9,8% su participación en Repsol), lo que le ha permitido acosar a Antoni Brufau (presidente en nombre de Caixabank, 13%). La operación parecía tener tan sólo un trasfondo político interno: otro centro de influencia catalana perdido. Pero un informe interno de Pemex ha revelado otras derivadas. Aliándose con Del Rivero, la petrolera mexicana confiesa que el avance estratégico conseguido con la pequeña inversión en Repsol (1.600 millones) le costaría, en condiciones normales, de 10.000 a 30.000 millones. Más allá de las sinergias y beneficios directos, Pemex persigue obtener sin esfuerzo la avanzada tecnología de perforación marina de pozos petroleros que Repsol ha desarrollado en los últimos años. Felizmente, según explicaba Conchi Lafraya ayer en La Vanguardia,Repsol podría estar en condiciones de echar de su consejo a los representantes de Sacyr-Pemex por conflicto de interés: no es posible servir a dos señores a la vez.

Veremos cómo acaba la lucha por el poder en Repsol. Pero ya antes de conocer el final, hay que enfatizar la moraleja. Algunos banqueros, empresarios y ejecutivos han estado jugando con intereses estratégicos del país. Sabían que, si sus frívolas piruetas fracasaban, el Estado tendría que salir al rescate: los gobiernos procuran salvar empresas y bancos de la bancarrota. En época de paro y recortes, hay que señalar con el dedo acusador también a los empresarios que juegan con el dinero de todos. No se trata de cortar cabezas para apaciguar el resentimiento de los castigados por la crisis. En una sociedad liberal, cada palo tiene que aguantar su vela.

Este capitalismo que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas no es capitalismo. Es pura picaresca, mera desfachatez.

23-IX-11, Antoni Puigverd, avanguardia