Leymah Gbowee

Rosemary Dufie estaba ayer tan  nerviosa como contenta. Orgullosa también. Se hacía escuchar entre un trueno de teléfonos de fondo en la sede ghanesa de la Red de Mujeres de Consolidación de la Paz. "Leymah es una madre para mí. Me ha transformado, es una líder flexible, pero cuando cree que algo es justo, ten por seguro que llegará hasta el final", explicaba ayer la joven veinteañera a este diario. Su jefa, la liberiana Leymah Gbowee, la guerrera de la paz acababa de ganar el premio Nobel de la Paz.



Nacida en Monrovia hace 39 años, Gbowee fue una niña de salud frágil a la que llamaban la roja por su tez clara. Su fragilidad se quedó en la infancia. Si ayer la primera presidenta africana, Ellen Johnson Sirleaf, ganó el premio Nobel de la Paz, junto con Gbowee, esta lo arriesgó todo para que la nueva primera mandataria presidiera un país sin guerra. Activista inquebrantable, lideró durante los años más oscuros del conflicto civil liberiano un movimiento femenino por la paz.

Todo empezó cuando tras vivir las atrocidades de la guerra, Gbowee reunió a un grupo de mujeres, se vistieron de blanco y empezaron a rezar y cantar en un mercado. Gbowee tumbó los muros de etnias y religiones y lideró un ejército no violento de mujeres que abrió una rendija al futuro del país. Cristianas y musulmanas unidas. La presión de esas mujeres de blanco, que llegaron a realizar una huelga de sexo para forzar a los hombres a sentarse a negociar, alisó el camino hacia la paz.

Desde entonces, Gbowee trabaja para aumentar la influencia de la mujer en el este de África.Ayer lo reiteró: "Mujeres, no esperéis a Mandela, Gandhi o Martin Luther King. Sed vuestro propio Mandela, Ghandi o King".

Hace unas semanas protagonizó una anécdota que muestra su fortaleza como mujer y avisa que no va a dar su brazo a torcer. Autora del libro Mighty be our powers,(Que nuestro poder sea fuerte), apenas necesitó un almuerzo para convencer a Leonard Riggio, presidente del gigante de los libros Barnes & Noble, para que le costeara un tour por Estados Unidos para promocionar su libro. No sólo lo consiguió. Insistió en que debía explicar su experiencia en campus universitarios, sedes de organizaciones humanitarias e iglesias porque quería "hablar de la lucha por la paz y la justicia social en África".

En una entrevista a The New York Times de hace dos semanas, Riggio se rendía a su carisma. "Si te la encuentras y te dice ´necesito dinero para que mi mensaje llegue allí´, te garantizo que le extiendes un cheque", aseguró.

8-X-11, X. Aldekoa, lavanguardia