´El otro Cuerno de África´, Ahmed Mohamud Silyano

Sequía, hambre, refugiados, piratería, violencia y terrorismo endémico se abaten sobre la destrozada ciudad de Mogadiscio, una ciudad destruida por la guerra civil: son imágenes que atraviesan como un fogonazo la mente de quien repara en la situación del Cuerno de África.El problema añadido es que esta perspectiva no encierra únicamente - y de modo trágico, por cierto-una parte de la realidad, sino es de corto alcance y corre el riesgo de no ofrecer un panorama más completo.

Tras las imágenes de una región atrapada en el caos y la desesperación, lo cierto es que las economías crecen, las reformas se implantan y el modo de gobierno mejora. Por otra parte, mientras el Gobierno de Yemen se desmorona prácticamente sobre el mar Rojo, la importancia estratégica del Cuerno de Áfricapara el transporte marítimo de petróleo se ha convertido en una preocupación de primer orden en materia de seguridad global. El Cuerno de Áfricaes demasiado importante como para pasarlo por alto o no comprender adecuadamente su dimensión.

Naturalmente, nadie debería negar la importancia de la lucha contra el hambre, la piratería y los grupos terroristas como Al Shabab. Pero, al mismo tiempo, hemos constatado que mi suelo natal, Somalilandia, ha sido testigo de elecciones libres, justas y disputadas por tercer año consecutivo. Y Etiopía se ha convertido en uno de las economías de crecimiento más rápido del mundo, con un PNB de hasta un 10,9% interanual en 2010-2011, rivalizando con China y siendo líder en África.

De hecho, Etiopía es uno de los pocos países del mundo a punto de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas en el plazo previsto y en su totalidad en el 2015.

La comunidad internacional ha de hacer algo más que proporcionar alimentos y medicinas a las víctimas de la hambruna y la sequía. Aunque hagan falta, es menester fomentar el aumento de inversiones que ayudarán a dar trabajo a nuestros pueblos y productos y recursos al mundo. Ello implica centrarse en la promoción de las economías de mercado y de un gobierno estable en lugar de subvencionar el fracaso y los estados fallidos.

Nuestra exitosa experiencia democrática se ha pasado por alto en parte debido a un gobierno antediluviano de hace medio siglo a cargo de la Organización de la Unidad Africana, precursora de la Unión Africana actual. En aquel entonces, con la desaparición de los imperios coloniales que avivaron los temores ante las rivalidades tribales y un sinfín de guerras civiles, la OUA decidió que las fronteras trazadas por las potencias imperiales debían ser respetadas a perpetuidad.

Ese tabú sigue contando con el apoyo habitual de numerosos líderes africanos. Y sin embargo, la secesión de Eritrea de Etiopía no dio lugar a otros movimientos separatistas en África.De modo similar, la separación pacífica, y con el apoyo internacional, de Sudán del Sur respecto de Sudán no ha dado lugar a nuevos llamamiento en pro de un nuevo trazado de las fronteras de África.

Un informe de Patrick Mazimhaka, ex vicepresidente de la UA, del 2005, arrojó serias dudas sobre la aplicación de esta norma en Somalilandia. Como señaló Mazimhaka, la unión entre Somalilandia y Somalia en 1960, tras la retirada de las potencias coloniales británica e italiana, nunca fue ratificada formalmente. Pero su informe se ha dejado en un cajón.

Por tanto, ¿en qué momento un pueblo debería poder declarar su independencia y obtener el reconocimiento internacional? La decisión de los palestinos de llevar su caso ante las Naciones Unidas ha situado este tema en primer plano. El derecho internacional no resulta de ayuda en este caso; de hecho, el Tribunal Internacional de Justicia ha ofrecido escasa orientación.

Los principios básicos que creo deben prevalecer, y que cumple Somalilandia, son los siguientes:

La secesión no debería resultar de la intervención extranjera y las barreras para el reconocimiento de la secesión deben ser elevadas;

La independencia debería reconocerse sólo si una clara mayoría (más del 50% más uno de los votantes) ha elegido libremente, a ser posible en un referéndum imparcial;

Todas las minorías deben tener garantía de trato digno.

Las tres partes de Somalilandia apoyan firmemente la independencia. Así que no cabe que un clan o facción imponga la independencia a los demás. Sin embargo, a pesar de que Somalilandia profundiza cada día en la construcción de la democracia, nuestro pueblo está pagando un elevado precio debido a la falta de reconocimiento internacional.

El Banco Mundial y la Unión Europea vierten dinero para la ayuda al desarrollo, por ejemplo, en el agujero negro que es Somalia, simplemente porque se trata del Gobierno reconocido. El pueblo de Somalilandia, casi tan numeroso como el de Somalia, se ve defraudado de forma que sólo recibe una fracción del dinero desperdiciado invariablemente por Somalia.

La justicia exige que esta situación cambie. El interés nacional de la mayor parte de las potencias mundiales precisa la existencia de una Somalilandia deseosa y capaz de ofrecer seguridad. Nuestro pueblo está dispuesto a ello. Pero, para parafrasear en esta ocasión a Winston Churchill, dennos ustedes las herramientas y el reconocimiento internacional de modo que podamos terminar el trabajo.

 

 22-X-11, Ahmed Mohamud Silyano, presidente de Somalilandia, lavanguardia