continúa el show judicial sobre Assange

Decenas de seguidores de Julian Assange se concentraron ante el edificio victoriano de los Tribunales de Londres para denunciar una "conspiración global" contra el fundador de Wikileaks por haber publicado montañas de documentos confidenciales que ponen de manifiesto los trapos sucios del poder, y colocado en una posición incómoda a los gobiernos de los países más influyentes del mundo. Pero ese gesto de apoyo impresionó poco a los jueces.

Los magistrados desmontaron uno a uno todos los argumentos legales esgrimidos por la defensa de Assange para apelar contra la concesión a Suecia de la extradición del periodista, acusado de violación y agresión sexual a dos mujeres hace más de un año durante una visita a Estocolmo. La única alternativa que le queda es acudir al Tribunal Supremo, pero para ello necesita la venia de los mismos jueces que ayer se pronunciaron en su contra.

Todo apunta a que el día en que Assange sea metido en un avión para enfrentarse a la justicia sueca –una de las que persigue más delitos sexuales del mundo, pero con un enorme porcentaje de veredictos de inocencia– está cada vez más cerca. Incluso es posible que ocurra en un par de semanas, si el tribunal estima que no hay justificación legal para llevar su extradición a la más alta instancia judicial del país, con los costes que ello implica.

Los abogados de Assange habían alegado que la orden de arresto de su cliente era inválida porque había sido emitida por una fiscal, y nopor un juez; que la justicia sueca está supeditada al poder político y no es independiente; que las alegaciones de las supuestas víctimas constituyen una exageración y no corresponden a lo que realmente ocurrió y que los supuestos delitos no están tipificados en el Código Penal inglés y, por tanto, no constituyen motivo suficiente de extradición.

Una mujer acusa a Assange de coerción ilegal y abusos sexuales, y otra de violación por "haberla penetrado sin condón cuando estaba medio dormida". La justicia británica ha dejado claro que su papel no es pronunciarse sobre la inocencia o culpabilidad del fundador de Wikileaks, sino sobre los tecnicismos legales pertinentes a la solicitud de extradición, yque considera que estos se cumplen. Pero aun así, los magistrados comentaron que "difícilmente puede haber habido consentimiento si una de las partes no estaba despierta", y que sólo un eventual juicio en Suecia puede determinar quién miente.

El periodista, que llevaba un elegante traje y una amapola en la solapa, como homenaje a los soldados muertos en las guerras, no quiso hablar con la prensa y remitió cualquier comentario a sus abogados, que mostraron su frustración por el dictamen de los jueces, y la intención de recurrir al Supremo. "No me extraña la decisión –comentó uno de sus seguidores–. Julian Assange se ha hecho muchos enemigos, y le están pasando factura".

3-XI-11, R. Ramos, lavanguardia