Rusia y USA vuelven a la guerra frķa

Las listas negras más conocidas de la guerra fría se elaboraron en Estados Unidos durante el maccarthismo. Una de las leyes de esa época, la McCarran-Walter Act (ley de emigración y nacionalidad, de 1952), además de a criminales, espías, nazis, prostitutas y polígamos, vetaba la entrada en el país a anarquistas y comunistas. En 1952 esos vetados por ideología no llegaban a los 800. Pero al final de la guerra fría la lista alcanzaba los 320.000. Las listas de hoy no se pueden comparar. Pero tienen ese espíritu. "En la guerra fría, cuando los americanos echaban a un diplomático soviético, la URSS daba una respuesta absolutamente simétrica. Ahora Rusia se ha comportado igual", dice el politólogo Pável Sviaténkov. Para el activista de los derechos humanos Lev Ponomariov, el paso dado por Rusia es un error. "Habría estado bien - opina-si hubieran ofrecido un comunicado demostrando que los americanos no tienen razón. Pero van y se colocan a su mismo nivel y dan un paso equivocado, una respuesta infantil". Entre las aberraciones de aquella lista del maccarthismo estaba el haber incluido en algún momento a notables como al Nobel Gabriel García Márquez, o al ex primer ministro canadiense Pierre Trudeau.

A pesar de los esfuerzos de acercamiento de los últimos años entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, sus relaciones siguen a veces esquemas de la guerra fría. Sobre todo cuando van mal dadas. Moscú ha hecho una lista negra de funcionarios estadounidenses similar a otra elaborada por Washington en verano.

Esta posición, calificada como "respuesta infantil" por un activista de los derechos humanos, tomó gravedad cuando hace una semana varios senadores estadounidenses pidieron que no se permitiese la entrada al país ados generales de la policía rusa. Sin embargo, ambos han recibido visado para EE. UU. sin problemas.

En julio, los senadores estadounidenses Benjamin Cardin y John McCain pidieron al Departamento de Estado el veto para sesenta funcionarios rusos relacionados con la muerte hace dos años del abogado Serguéi Magnitski, que falleció de un ataque al corazón en una prisión preventiva en Moscú. Esa lista quedó reducida luego a once nombres que permanecen secretos.

Magnitski trabajaba para Hermitage Capital, en esos tiempos el fondo de inversión más importante de Rusia. Según testificó en el 2008 ante el Comité Estatal de Investigación, había descubierto una red policial para desfalcar al Estado 230 millones de dólares. El Ministerio del Interior encargó la investigación a los mismos policías a los que Magnitski había acusado. Y en noviembre del 2008 le detuvieron por evasión fiscal. Falleció un año después.

El Consejo Presidencial para los Derechos Humanos y las oenegés realizaron una investigación independiente. Esta concluyó que la dirección de la prisión y los investigadores de la policía evitaron que Magnitski recibiese tratamiento médico. En septiembre pasado se acusó a dos médicos de negligencia.

Para Bill Browder, fundador de Hermitage Capital, esto es insuficiente. Ha sido su potente campaña internacional la que ha impulsado en el último año la creación de la lista negra contra funcionarios rusos. "Esta es una campaña contra la impunidad de los funcionarios corruptos, y en beneficio de los rusos honrados", ha dicho Browder. En el 2005 abandonó Rusia, a donde no puede volver al estar considerado una "amenaza para la seguridad nacional".

En octubre, el Ministerio de Exteriores ruso anunció la creación de una "lista americana" como respuesta a la lista Magnitski. Según el viceministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Riábkov, "se incluyó a once personas por graves violaciones de los derechos de los ciudadanos de otros estados". Y señaló que esas violaciones se habrían producido en EE. UU. oen territorios bajo su jurisdicción, como Guantánamo.

No se sabe a quién afecta, pero la prensa rusa apuesta por aquellos relacionados con la detención y juicio de Víktor But y Konstantín Yaroshenko. Este mes un tribunal de Nueva York ha declarado culpable a But por intentar vender armas a las FARC. Para Moscú, su condena se debe a presiones políticas.

Por su parte, Yaroshenko es un piloto que fue detenido en Liberia y acusado de tráfico de drogas. Se le trasladó a Estados Unidos sin comunicarlo a las autoridades rusas. Ha sido condenado a veinte años de cárcel.

Algunos en Moscú califican las listas de mito después de que los generales rusos recibiesen su visado para viajar a Estados Unidos. Como en tiempos de la guerra fría, la lista negra es un arma indudable de presión. Pero hoy podría derramar la balsa de aceite en la que se habían instalado las relaciones entre rusos y estadounidenses.

16-XI-11, G. Aragonés, lavanguardia