peligroso estancamiento israelopalestino

La situación en Oriente Medio está bloqueada y es muy urgente que se haga algo. Pero nadie hace nada. Es comprensible. Cada uno está metido en lo suyo: el presidente estadounidense, Barack Obama, se está preparando para las próximas elecciones, que serán dentro de menos de un año; además, está ocupado en resolver la difícil situación económica de su país y en organizar la salida de sus tropas de Iraq.

Europa, por su parte, se enfrenta a una crisis económica sin precedentes; el grupo de los países del euro se halla por primera vez ante un peligro real y los líderes europeos no parecen capaces de responder a los retos que tienen ante sí. Así pues, el conflicto de Israel con sus vecinos no está entre las prioridades de nadie. El problema es que, en las circunstancias actuales, dicho conflicto puede estallar sin que nadie puede ya hacer nada para evitarlo.

La tensión entre Jordania e Israel es enorme. No hay encuentros bilaterales, y aunque los hubiera y el rey Abdalah aceptara reunirse con emisarios israelíes, no hay duda de que en las calles jordanas Israel ha vuelto a ser el enemigo que era antes del acuerdo de paz de 1994. Eso explica que el rey aún no haya nombrado un nuevo embajador en Israel; así llevamos ya casi dos años.

Egipto se ha vuelto más antiisraelí. El discurso de los Hermanos Musulmanes es muy duro contra Israel y su política, y tras el ataque a la embajada israelí en El Cairo las relaciones bilaterales son cada vez más difíciles. El Consejo Militar mantiene los acuerdos de seguridad pero las relaciones entre Israel y Egipto no se han normalizado. Y aunque en el pasado no se podía decir que la relación con Egipto fuese cálida, lo cierto es que en la actualidad es de absoluta frialdad.

Pero el mayor problema es el referente a las difíciles relaciones entre Israel y los palestinos, El Gobierno de Beniamin Netanyahu no está dispuesto a pagar el precio que la comunidad internacional le pide con el fin de alcanzar la paz con los palestinos. Por otro lado, los líderes palestinos no pueden llevar a la mesa de negociaciones el asunto de la franja de Gaza como parte de una solución definitiva; de este modo, ambas partes se refugian en sus pretextos; y mientras tanto, el Cuarteto (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y las Naciones Unidas) intenta hacer que israelíes y palestinos se sienten unos frente a otros, como si el mero hecho de hablar sirviera milagrosamente para llegar a un acuerdo definitivo.

16-XII-11, Yossi Beilin, lavanguardia