vida y muerte dignas

vida y muerte dignas

Marina Geli
, consellera de Salut de la Generalitat, médico internista.
LV, 13-IV-05.

La relación, individual o colectiva, entre la vida y la muerte es el gran debate existencial. Cíclicamente, pasa del ámbito privado al público, frecuentemente sesgado, a golpe de titulares y de dogmas. Las películas Mar adentro, Million dollar baby, que plantean situaciones de suicidio asistido, o el caso de Terri Schiavo, de limitación terapéutica con divergencia familiar, o las acusaciones de sedación excesiva en el hospital Severo Ochoa de Leganés y el digno acompañamiento a la muerte del Papa Juan Pablo II nos plantean abrir un debate plural en relación con la vida y la muerte dignas, así como aclarar los conceptos básicos relacionados con el final de la vida.

Para configurar opinión en relación con la etapa final de la vida, debemos reconocer que la cultura, los valores, las religiones y creencias, las vivencias personales, las experiencias, los miedos, las incertidumbres, y los sentimientos son factores que tener en cuenta.

La sociedad occidental tiende a ocultar la muerte, ya que predominan los valores de la eterna juventud, la competividad y la búsqueda de inmortalidad. Las personas no mueren en casa, sino en centros sanitarios, y se velan en una funeraria. Los niños son ajenos a la muerte cercana, y presencian muertes anónimas en los medios audiovisuales. No hay aprendizaje en relación con el duelo, el dolor y la pérdida para comprender y aceptar la muerte. Perdemos, en una sociedad más individualista, los ritos asociados al final de la vida. La invisibilidad del final de la vida es la gran contradicción de la negación de algo que ocurre con certeza. La formación y la capacitación de profesionales para acompañar al final de la vida es escasa.

En general, sin embargo, la experiencia y la madurez permiten encontrar respuestas.

Cuando la muerte es previsible, cuando hay tiempo, la relación entre paciente y familia y médico y enfermera genera las complicidades necesarias para ir tomando decisiones, tratar el dolor físico y emocional, y ofrecer medidas y cuidados paliativos como alternativa a una curación imposible. Sólo en el contexto de una relación profesional se encuentran los límites del encarnizamiento terapéutico, sin someter a las personas a exploraciones y terapéuticas que no conducen a la curación. En un escenario de confianza mutua se da la posibilidad de que una vida y una muerte dignas sean sinónimos.

Siempre se combinan pena, dolor, dudas e incertidumbres en la toma de decisiones de pacientes, familiares y profesionales, pero son momentos en los que no podemos eludir las responsabilidades, intentar que otros decidan por uno mismo. Cada persona, cada contexto y cada tiempo son diferentes y únicos. No todos queremos saber lo mismo, cada persona requiere encontrarse a sí misma, y los profesionales deben saber interpretar sin imponer. La humildad y la humanidad son imprescindibles.

Al profundizar todos los aspectos del final de la vida se encuentran la mayoría de respuestas, sin necesidad de judicializarla. En realidad, la palabra eutanasia significa etimológicamente buena muerte, aunque el término se asocia al acompañamiento al suicidio con ayuda de otra persona. Los debates en torno al final de la vida plantean en realidad los interrogantes acerca de qué se considera que es una vida digna.

En Catalunya, cada año, más de 20.000 personas son atendidas por equipos de cuidados paliativos, que responden bien a las necesidades y demandas de atención, y que resuelven la gran mayoría de dilemas éticos clínicos que surgen, con la ayuda de los comités de ética asistencial. La sedación está prococolizada y se aplica con un procedimiento minucioso y profesionalizado. También disponemos del documento de voluntades anticipadas, en el que una persona en plenas facultades puede poner los límites de tratamiento en caso de enfermedad incurable. Más de 5.000 personas han firmado este testamento vital, que garantiza las formas, los procedimientos y las tutorías en caso de limitación de la conciencia en la etapa final. La redacción de la normativa catalana suscitó un amplio consenso social y político.

Cada día, en Catalunya, los familiares de pacientes con certificación de muerte cerebral de un ser querido dan consentimiento para la extracción de órganos, y no alargan una no vida para dar una vida en mayúsculas a otra u otras personas. Son momentos muy dolorosos, ya que se trata frecuentemente de personas jóvenes, de muertes no esperadas. La confianza en los profesionales y la generosidad son el binomio preciso.

La pregunta formulada hoy es la de si cabe dar cobertura legal para acabar con la vida cuando una persona o sus representantes lo deciden, lo que se entiende por eutanasia activa.

El Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya encargó, en el pasado otoño, un informe a la Comissió de Bioètica. El grupo garantiza pluralidad, rigor metodológico y un debate enriquecedor. REUTERS Antes del verano presentará un informe que será motivo de debate en el Gobierno y en la sociedad.

Hoy, en nuestro país, mediante el documento de voluntades anticipadas, la toma de decisiones cotidianas en la relación paciente, familia y profesional, y con el acceso a servicios de cuidados paliativos, podemos ofrecer una vida y una muerte dignas, sin prolongar tratamientos innecesarios y sin ser abandonados por el sistema sanitario.

El debate de la eutanasia activa y el suicidio asistido tienen como escenarios los de una demanda generada por el paciente en situación irreversible o en una situación de imposibilidad. En ambos supuestos, todo planteamiento tiene que ser muy garantista, constatando que han sido ofrecidas todas las posibilidades de vida digna y que la demanda no sea debida al abandono o la mala praxis. El debate no niega ningún derecho de las personas, pero precisamente sus límites radican en que no puede vulnerar derechos de quienes harían la demanda por abandono o mala atención. Como en otros tantos debates que conciernen a valores, la cuestión fundamental está en los límites.

En cualquier caso, el debate en relación con la vida y la muerte está abierto.