ŽLas hijas de NanaŽ, VI-06

Las hijas de Nana.

Àngel Quintana
, profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona.
lavanguardia, 25-VI-06.

En el imaginario literario del siglo XIX, dos figuras marcaron la mecánica de los relatos sobre la prostitución: Marguerite Gautier y Nana. La primera estaba inspirada en una rica cortesana llamada Marie Duplesis que enamoró a Alexandre Dumas hijo y al compositor Franz Liszt. La segunda se alzó como mujer fatal capaz de cuestionar la moral de la Francia del segundo imperio. Lo más destacado de estos dos personajes - que el cine, bajo la mirada de Cukor y Renoir, no tardó en darles el rostro de Greta Garbo y Catherine Hessling- reside en que no configuraron unas líneas temáticas que continúen vigentes en nuestros días. Marguerite Gautier es el prototipo de cortesana discreta, aceptada por una burguesía incapaz de vislumbrar su lado siniestro, pero que es traicionada y castigada cuando quiere cambiar de vida e instalarse en el mundo social. Nana sintetiza la mujer capaz de vampirizar al hombre, ridiculizarlo y llevarlo a la decadencia: su prolongación ideal fue la Lola-Lola de El ángel azul de Joseph von Sternberg.

En el cine contemporáneo las premisas no han cambiado. Princesas de Fernando León esconde en su guión los grandes motivos narrativos de los relatos sobre prostitución. Caye y Zulema, las dos chicas que ejercen la prostitución en el Madrid del nuevo milenio, viven la imposibilidad de llevar a cabo una vida respetable, son víctimas de malos tratos por parte de sus clientes y de la enfermedad. En La dama de las Camelias,el padre de Alfredo pide a Marguerite que deje a su hijo porque no es una mujer respetable; y Nana vive continuamente al borde del precipicio. Al final, ambas son víctimas de la enfermedad, Marguerite muere de tuberculosis y Nana de sífilis. Estos ejes temáticos han encontrado su bifurcación en el cine con otras cuestiones secundarias como podría ser el doble juego de la prostituta de linaje burgués. En Princesas,Caye vive en una familia respetable y oculta a su familia los orígenes de sus ganancias económicas. Luis Buñuel llevó a cabo en Belle de Jour una radiografía malévola de la mujer burguesa que deseaba el mundo oscuro de la prostitución como universo opuesto al de la placidez de la vida familiar. En los últimos años, el tema se ha convertido en cruel metáfora de la deshumanización capitalista. Las películas más sórdidas que conozco sobre el tema son Promised Land de Amos Gitai y Trance de Teresa Villaverde. En la primera, las prostitutas de los países del este llegan a la tierra prometida de Israel convertidas en las esclavas de un prostíbulo de Tel Aviv. En la segunda, una chica de San Petersburgo cruza toda Europa hasta Portugal, mientras contempla como su cuerpo, transformado en simple mercancía, pasa a ser metáfora del progresivo proceso de deshumanización social. Las prostitutas acaban convertidas en el espejo de la supuesta decadencia moral de Occidente.