el plan de Ginebra

el plan de Ginebra

Un grupo de destacados miembros de la izquierda israelí y del sector moderado palestino han elaborado un proyecto de paz, con el respaldo del Gobierno de Suiza, como alternativa a la actual parálisis diplomática y a la violencia continua en el conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos.

El plan de Ginebra está basado en la iniciativa de paz auspiciada en el año 2000 por el entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, y su objetivo es alcanzar la paz a través de la creación de un Estado palestino y el reconocimiento del derecho del Estado de Israel a tener unas fronteras seguras. El texto aborda directamente las cuestiones más espinosas que otros planes, ya fracasados o en vías de fracaso, han aplazado hasta la última fase de las negociaciones: el estatuto de Jerusalén, las fronteras, los refugiados palestinos y el futuro de los asentamientos judíos en los territorios ocupados desde la guerra de 1967.

El acuerdo de Ginebra ha sido negociado, con el apoyo de la Unión Europea, por el ex ministro israelí Yosi Beilin, uno de los artífices de los acuerdos de Oslo de 1993, y por el dirigente palestino Yasir Abed Rabbo, que han sido asistidos por personalidades del campo pacifista, en el que se incluyen intelectuales, políticos y militares. Y, por lo que ha trascendido hasta ahora, las soluciones que propone no son precisamente descabelladas. Las fronteras se basarían en la línea verde fijada en 1967, aunque se contempla un intercambio de tierras para permitir a Israel conservar los principales asentamientos. Las colonias evacuadas serían cedidas a los palestinos. Habría un corredor que unirá Gaza y Cisjordania. Jerusalén sería repartido políticamente. Y los refugiados palestinos, además de recibir indemnizaciones internacionales, tendrían dos años para optar entre ejercer el derecho de retorno al Estado palestino, permanecer donde ahora estén, ir a un tercer país o regresar a Israel, que podría limitar el número de autorizados a entrar en él.

Es decir, el plan, basado en la razón, y que será presentado en dos semanas, resulta extraordinariamente interesante. O, como ha afirmado el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se trata de una iniciativa de paz “valerosa”. La parte negativa es que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, se opone rotundamente. Pero el plan de Ginebra merece ser tenido en cuenta. La alternativa es la estéril violencia actual.