´´La fuerza´ de Star Wars´, Luís Racionero

'La fuerza' de Star Wars

La fuerza de Star Wars es el mito, porque quien comunica con imágenes primordiales habla en mil lenguas. Eso lo afirmó Carl Gustav Jung, el psicoanalista que inventó la noción de arquetipos del subconsciente colectivo, de los que se nutren el arte y el mito. El director y guionista de Star Wars,George Lucas, es un junguiano convencido a través de su mentor Joseph Campbell. Campbell fue un profesor neoyorquino de mitología que colaboró con Jung en las conferencias Eranos, celebradas en Ascona (Suiza) en los años cuarenta; en su investigación sobre los arquetipos mitológicos, Campbell escribió El héroe de las mil caras,un tratado estructuralista sobre la forma básica de los viajes de iniciación que sufren los héroes de todo tipo, desde Blanca Nieves o la Cenicienta hasta Gilgamesh y Parsifal.

Ese viaje mítico del héroe tiene varias etapas: la llamada que le llega por sorpresa y lo saca de su mundo habitual, cuando se pone en camino se pierde - en bosque, desierto, laberinto o mar- y es ayudado por algún aliado inesperado - gnomo, hada, anciano, loco- para enfrentarse con el dragón en todas sus formas: masculinas, femeninas, reptilianas y neutras. Cuando el héroe lucha con el dragón y lo vence, ve el mundo cambiado: por ejemplo, Sigfrido, tras matar al dragón y rociarse de su sangre, comprende el lenguaje de los pájaros. La última fase del viaje es la vuelta al mundo inicial para desempeñar en él un papel renovado y altruista.

En Star Wars el joven Luke Skywalker compra un robot del que sale un holograma con la princesa Leia pidiendo ayuda y dirigiéndole a Obi-Wan Kenobi, el viejo maestro jedi. Luke sigue la llamada y ayudado por el maestro Obi-Wan se enfrenta al dragón, en este caso Lord Vader, y con él a todo el maligno imperio galáctico.

Lucas no sólo usó el viaje del héroe para dar forma a su guión, sino que además tomó elementos esotéricos de la tradición hermética occidental, como la fuerza,que es el éter en los tratados de Eliphas Levi, y de la oriental, como el taoísmo del viejo maestro Yoda, que afirma: "Tienes que adiestrarte en soltar todo lo que más temes perder". La fuerza,como se afirma en los tratados herméticos, es neutra: si se usa con altruismo es magia blanca, y cuando se conjura con fines egoístas es la magia negra, que en la película se llama el lado oscuro,simplificando la terminología de la primera entrega de la saga en que se denominaba ampulosamente el reverso tenebroso,lo cual tenía más gracia.

Joseph Campbell inspiró a Lucas esta saga; él a su vez fue discípulo de Heinrich Zimmer en los años cuarenta en Nueva York, cuando este mitólogo alemán experto en sánscrito tuvo que exiliarse, un caso paralelo al de nuestro Joan Mascaró. Zimmer dictó su curso sobre Filosofías de la India que Campbell publicó a la muerte de Zimmer. También le editó, a base de notas póstumas, su Mitos y símbolos del arte y civilización hindúes.Tanto Zimmer como Campbell eran discípulos del Jung que relacionó mitos, símbolos y ritos con el subconsciente postulado por Freud.

Así como Freud proponía la existencia de un subconsciente personal, donde se guardan los traumas y represiones individuales, Jung postula la existencia de un subconsciente colectivo que sería como la memoria biológica de las experiencias repetidas de un grupo humano, una raza como se decía antes o "la increada conciencia de la raza", como se lee en el Ulises de Joyce y el título de Terenci. En el subconsciente colectivo hay, según Jung, imágenes primordiales que se activan inconscientemente en situaciones claves, como si fueran instintos de la imaginación. El arquetipo activado provoca en la persona una descarga emocional que puede conducirla a comportamientos irracionales a veces benéficos, otras malignos. Así, Jung escribió en 1936 un ensayo titulado Wotan en el que afirmaba: "Los dioses son personificaciones de fuerzas psíquicas que vienen del subconsciente. Decir Wotan es decir furor teutónicus:un viejo dios de la tempestad y el frenesí despertó de su letargo en un país que se suponía civilizado: un hombre poseso ha infectado a toda una nación. Wotan es un atributo fundamental de la psique alemana, un factor psíquico irracional que fluctúa sobre las altas pasiones de la civilización como un ciclón, llevándosela por delante. Wotan es un arquetipo: los arquetipos son como cauces de río, cuando el agua - la energía psíquica- mana, están ahí para encauzarla y darle forma".

Luke Skywalker es un arquetipo - el joven héroe-, Lord Vader otro - el maestro caído-, Han Solo es el arquetipo del aventurero, el emperador es el mismísimo Mal o Reverso Tenebroso encarnado en una figura humana, un tanto desfigurada para recalcar la maldad con la fealdad. Todo ello configura un mito sencillo escrito para niños pero que, como los disparates de Hitler, funciona también con los mayores.

El mito de Star Wars es el viaje del héroe en su lucha contra el Mal para salvar a la princesa y con ello redimir la galaxia que había evolucionado de democracia a imperio. Casi nada. ¿Por qué nos molestamos en atender a estas películas para niños? Por el poder de fascinación que los arquetipos del subconsciente colectivo ejercen sobre cada uno de nosotros. Y Lucas diseña unos arquetipos que no sólo afectan al subconsciente yanqui, sino al español, al francés, al italiano y muchos otros. Como la corona de espinas, por ejemplo, que es un símbolo del arquetipo mesiánico.

El arte y el psicoanálisis como la religión tienen por misión, según Jung, hacer consciente el subconsciente. El arte que es capaz de conjurar imágenes primordiales será atendido por millones de personas, las conmoverá, emocionará, asustará o fascinará. Los grandes genios son los creadores de mitos, cosa que sólo consiguen los inventores de religiones: Buda, Moisés, Jesús, Mahoma; los creadores menos geniales son los artistas capaces de inventar personajes más reales que la vida misma como Don Quijote, Hamlet, Fausto o Sherlock Holmes, o sea, Cervantes, Shakespeare, Goethe y Doyle. Luego vienen todos los demás creadores no geniales.

A años luz -literalmente- de estos grandes creadores, George Lucas ha filmado un mito del siglo XX con el simple pero osado expediente de verter el inmemorial viaje del héroe con ropas retrofuturistas y tecnología de ciencia ficción, situando en el futuro una aventura tan vieja como la epopeya de Gilgamesh. Nos ha conmovido porque mueve arquetipos: la fuerza,los jedi, el reverso tenebroso, el maestro. Y todo por haber leído a Joseph Campbell: aún sirven de algo los libros.


lavanguardia, 30-VII-05